- MES
DE ANIVERSARIO-
30 AÑOS DE LABOR
ININTERRUMPIDA…
(1991-ENERO-2021)
LIMA- PERÚ
YA VIENE… LA JORNADA 30AÑOSVL
***************************************
PROGRAMA
1318 DE VIERNES LITERARIOS /
8 ENERO 2021 / 7
p.m.
DESDE EL CENTRO DE OPERACIONES VL (COVIL)
I PARTE:
- RECITAL POÉTICO CON
MARYCARMEN PONCE / ELVA VÁSQUEZ
/
TONET KJUMOO / WILBERT APAZA
II PARTE:
HOMENAJE AL POETA NACIONAL
CARLOS AUGUSTO SALAVERRY
____________________________________
CONECTARSE
A: http://viernesliterarios.blogspot.com
PROGRAMA 1318 DE VIERNES
LITERARIOS
8 DE ENERO DE 2021
(CENTRO DE OPERACIONES / COVIL / LIMA-PERÚ)
MCMXCI/MMXX
EMPEZAMOS CON EL PENSAMIENTO DE LA SEMANA:
__________________________________________________________
“PERUANICEMOS AL
PERÚ”
(José Carlos Mariátegui)
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________
EL RINCÓN DEL RECUERDO...
LIMA, MARZO 2014, AFICHE DEL II CONCURSO NACIONAL DE
POESÍA, CUENTO Y DRAMATURGIA "PREMIO1000VL" CON OCASIÓN DE LOS MIL VIERNES LITERARIOS.
__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
INICIAMOS LA
GALERÍA 2021…
OBRA:
“CÉSAR LÉVANO”
ARTISTA PLÁSTICO:
ORLANDO OCAMPO
_________________________________________________________________________
RECITAL POÉTICO
______________________________________________________________________________________________________
MARYCARMEN PONCE (Iquitos, 1968)
Estudió
publicidad en la UNIFE. Actriz del elenco de Teatro de la Municipalidad de
Santiago de Surco. Miembro fundador del Grupo Literario Claroscuro. Participó en el Primer Encuentro de Escritores Los Nuevos, de poesía y cuento,
organizado por la Universidad Científica del Sur. Integró el Taller de Poesía
de San Marcos, que ha publicado poemas suyos en la revista Taller de Poesía (2004). Ha publicado el poemario colectivo Claroscuro (2005) y poemas suyos han
aparecido en publicaciones tales como Antología MP4 (Universidad Garcilaso de
la Vega / 2005), Poesía Hispanoamericana
(México / 2009), Letralia (revista
virtual), Poetas SIGLO XXI, entre
otras revistas. Frecuentemente acompaña sus lecturas con música de guitarra en
vivo o teatralizando sus poemas.
………………………………………………………………………………………………
LOS MILES
Le escupieron en la cara y ella
Siguió
luchando.
La
tiraron de un golpe y ella
Siguió
luchando.
Le
patearon la boca y ella
Siguió
luchando
Le
rompieron las costillas y ella
Siguió
luchando.
Le
quebraron los brazos
La
asfixiaron con gas.
La
cegaron con perdigones.
La
violaron ciento cinco bestias y ella
Siguió
luchando.
Le
quebraron las piernas para que no luche más.
Ahora
buitres, chacales y gallinazos
Husmean
entre los despojos
Se
relamen,
Muestran
sus picos y colmillos llenos de sangre.
Ella
agoniza
Pero
no está muerta.
Miles
han llegado, miles desde los cuatro suyos
Y
espantan a los gallinazos y se enfrentan a los chacales y derriban a los
buitres.
Los
miles la rodean, los miles le cantan, los miles la lloran.
Ella
abre los ojos, ella se está extinguiendo.
Pero
los miles la cuidan.
Los
miles, no la dejarán morir.
……………………………………………………………………………………………...
ME GUSTARÍA
(A mí también)
“Y quisiera
ser feliz, pero no a costa de los infelices.
Y quisiera
ser libre, pero no a costa de los que no lo son”.
(Yevgeny Yevtushenko)
Haber
nacido con la piel cobriza y el pelo chuto,
tener
la decencia de apellidarme Quispe, Mamani o Yupanqui
y no
es que mis antepasados hayan sido indecentes, no,
es que
fueron muy correctos, solo eso.
Tener
el alma del invadido, del esclavizado, del golpeado, del violado, del saqueado,
haberme
ensuciado las manos con la tierra de otros, antes tierra mía
haber
aspirado hasta morir el vaho de las profundidades de los socavones.
Caminado
con los pies desollados, como mula de carga,
como
la mierda de la mula de carga
sin
alimento,
sin
agua,
sin
esperanzas.
Dentro
de un mundo de justicia, el haber conocido junto con los caballos,
las
injusticias jamás vistas por hombre sobre esta tierra,
junto
con el oro y la plata que se llevaron,
y el
sudor, la sangre, la piel, las manos implorando, las mías, las de mis hermanos.
Me
gustaría haber sido las hembras (todas ellas)
las
que parieron los hijos de la humillación, de la servidumbre, de las cadenas,
de la
cerviz doblada, de los ojos siempre mirando a los pies, los suyos,
los
sucios,
los
cansados,
los
nobles,
los de
otrora linajes.
Me
gustaría durante tres siglos haber vivido el horror
y
haber despertado día tras día junto a los hierros que me ataban a los pies,
haber
comido, desfallecido y defecado en el mismo lugar
donde
cada noche mis lágrimas, una vez más, limpiaban el suelo donde iba a dormir.
Me
gustaría haber sido Túpac Amaru,
haber
ideado el plan de libertad,
haber
sido jalada por cuatro caballos y sin signo de dolor,
haber
soportado el jalón endemoniado que venía del norte, del sur, del este y el
oeste.
Haber
sido cortada, cercenada, en miles de pedazos, no miles, millones,
esparcida
y quemada por toda la tierra, no solo la nuestra, la Tierra.
Y haber sido aspirada por cada hombre, por cada mujer, por cada niño, por
cada bestia
hasta
llevar a cada hermano mío por fin a la libertad de ser, de querer, de poseer el
orgullo
de llamarse, Quispe, Mamani,
Yupanqui.
…………………………………………………………………………………
PETRICOR
Despierto
y te huelo, húmeda, tenaz, insistente.
Tengo
a la Pequeña Españolita con sus pequeñas castañuelas,
Me
mira con sus ojillos inquietos.
Alargo
la mano,
Hoy
será un día para mirar las manchitas de la pared.
Por
momentos me parece escuchar a tus taquitos irse,
¿Vas a
darme una ofrenda?
Y
decido ponerme las pantuflas y asomarme a la ventana.
Pero
vuelves vigorosa, con tu sonrisa de medio lado,
No te
vas, has decidido quedarte por varias horas.
¿Todo
el día?
Las
pequeñas castañuelas no me bastarán.
Y
pienso rápidamente, una hoja en blanco, unos colores.
Tal
vez una pelota de goma y ocho yaxes.
Escucho
la voz de mi madre decir - sí, toda la noche.
La
niña exploradora se sacude dentro mío.
De
pronto, tu insistente voz se ha apagado.
Abro
la puerta y ahí está tu regalo.
Envuelto
en aroma de piedras, de musgo, de hierba seca.
_________________________________________________________________________________________________________________________
WILBERT APAZA VARGAS (Cusco-Perú)
Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue director del boletín literario Voces. Sus trabajos se encuentran en
algunas revistas literarias. Por estos 30 años de labor ininterrumpida de
difusión de la creación literaria, va mi saludo fraternal al poeta Juan Benavente
por su encomiable trajinar de resistencia contra la ignorancia y el
oscurantismo; sobre todo frente a la basura que diariamente nos bombardea los
medios de comunicación. Deseo a Viernes
Literarios los mayores éxitos.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
VIERNES DE LIBERTAD
Hoy reencuentro mi alma dolida y
la esperanza aún dormida
entre polvo grietas y gritos;
veo el horizonte brillar a lo lejos,
es adusto mirar al futuro y
es perplejo el camino en el presente.
Añoro y adoro los viernes…
entre libros y voces de cantos épicos y amor
hoy la libertad se tiñe de poema
hoy reencuentro mi alma dolida y
la esperanza aún dormida
en los viernes de libertad.
PARA
MI NIÑA HERMOSA
Bella mi niña hermosa de dulce candor
de profundos ojos negros y pelo rizado
de sonrisa contagiante y bello amanecer
tiernos momentos desliza tu mirada
y la magia de tus palabras
enternece la oscuridad de algunos días
susurro tu nombre en el vaivén y
cantar de los ruiseñores
lucero, lucero, lucero mi niña hermosa.
Bella mi niña hermosa de dulce candor
de hermosos ojos negros y pelo rizado
tus manitas de terciopelo
deslizarán mañana grietas de acero y tesón.
Tu nombre perdurará por siempre y
mi corazón estará orgulloso
de tus victorias y experiencias
nunca dejarás de ser
mi niña hermosa y te llamaré siempre
lucero, lucero lucero, mi niña valiente.
______________________________________________________________________________________________________________________
ELVA VÁSQUEZ (Huacho-Lima-Perú)
Docente de Educación Primaria, Educación Artística y
Danzas folclóricas, entre otras carreras afines, desarrolladas en las
Universidades Nacionales Mayor de San Marcos y Federico Villarreal. Sus
trabajos han obtenido reconocimientos y premiación regional, tanto en poesía y
la composición musical. 1er- Premio de Ensayo en el Concurso Magisterial
organizada por la UGEL 09 con la obra, cuyo tema fija sobre la Violencia contra
la Mujer. Asimismo, ha tenido el reconocimiento de la Sociedad de Poetas y
Narradores.- Región Lima. Ha publicado el poemario: “Latidos del Corazón” (2016),
los libros de narrativa: “Cuentos Arcanos” y “Creciendo con mis Cuentos”. La novela
“El Niño Luis”.
-----------------------------------------------------------------------
MI ALMA BOHEMIA
Mi alma bohemia se alimenta de la
música de Zamfir!
¡y me
deleito de una hermosa pintura de Van Godg!
¡Con palabras sutiles de los
versos de Melgar!
Acompañadas de las notas de
un violín
Antes de sosegarme en los
brazos de Morfeo
Me dejo balancear en las
góndolas en Venecia
Y en el vaivén de sus aguas en celestial
sinfonía
Que llega como nubes de
algodón a mis oídos
En compañía de los recuerdos
De aquellos amores nefastos
de esa adolescencia inexperta.
¡Mi alma bohemia se alimenta
De los colores de las
flores
¡De retamas, cucardas y buganvilias!
De un jardín no tan grande
Donde repose en la sombra
De cipreses, álamos y
eucaliptos
O de unas flores blancas de
naranjo
Con el perfume de jazmín
Con el ruido del agua que
anuncia
Que llegó a la quebrada
Y cuando
caiga esa tenue garúa
Con cantos de cuculíes y guacamayas
Y al
anochecer ver luces de juguetonas luciérnagas
Que
vierten centellas dando quietud la pradera
¡Solo con
esto se aquieta, mi alma bohemia!
MIS
PASOS LENTOS
Un día más que amanezco con mil pesares
Tienen razón cuando dicen
Que la vejez es cuna de todos los males
¡Hoy quise apurar mis pasos sin arrastrarlos
Pero siempre son lentos y torpes
Aunque quiero disimularlos los ruidos me delatan
¡Quiero hablar y decir tanto!
Cuánto los quiero y cuánto me duele su olvido
Hace tiempo que mis labios dejaron de sonreír
Mis pensamientos vacíos, se esfuman los recuerdos
Por eso dicen que siempre repito lo mismo
Lo noto en sus gestos que ya no quieren escucharme
Las vivencias se alejan junto con las remembranzas
¡Yo los necesito para sobrellevar la soledad y mis penas!
Antes un líder en mi trabajo, del hogar y amigos
Mis hijos orgullosos de mi escuchaban mis consejos
Ahora nadie escucha nadie obedece nadie me admira
Mi lugar en la mesa no existe, solo en la esquina de la
cocina
Antes no escuchaba tantos reproches como ahora
A veces no me siento bien, y todo me sale mal
Nadie entiende que un día tendrán mi edad
Que es una enfermedad que adquirimos con el tiempo
Tantos años laborando en una empresa
Las leyes no nos favorecen
Mi pensión saldrá cuando ya no este
Talvez para mi sepulcro
Ahora lo necesito tanto, porque no quiero ser una carga
Si aportaría me mirarían diferente
No al abandono ni indiferencia,
No me traten como algo que ya no sirve
------
EL DUENDECILLO AGRADECIDO
En
un pequeño caserío del distrito de La Encañada, Cajamarca, vivía la familia
Soto, cuyo sustento familiar era el trabajo en las minas aún rústicas. Algunos
de ellos se dedican al cultivo de hortalizas, que a veces eran ahogadas por las
fuertes lluvias que caían de vez en cuando. Don Matías Soto como todos los días,
salía de madrugada a trabajar en la mina alejada de su aldea y regresaba al
oscurecer.
Un día como era costumbre iba montado en su acémila hacia
su casa, de pronto al voltear un tramo del camino apegándose a un lado como
previniendo chocarse con algún camión o carro. Estuvo a punto de atropellar a
un bulto que se encontraba a un lado del camino. Apresurado bajó del burro y se
dirigió hacia él. Vio en la casi oscuridad a un niño desmayado, le puso el dedo
en el cuello palpando su pulso y sintió que latía. Miró a todos los lados,
caminó unos metros para pedir ayuda y no había nadie. Sus compañeros también se
habían ido a sus casas. Ese día había salido tarde, pero se dio cuenta que tenía
la temperatura alta. El niño tenía un gorro en la cabeza y encima un raído sombrero,
de inmediato lo subió al lomo de la acémila y prosiguió camino a su casa
jalando la soga; luego de un breve tiempo llegó a su casa. Salió a su paso su
esposa:
-¿Qué sucedió?
¿Por qué has tardado tanto? ¡Estaba preocupada!
Sin seguir con las preguntas, su
esposo bajaba cargando al niño e inquirió:
-¡Ayúdame
a bajarlo y alista la cama! Parece que está enfermo.
Haciendo un esfuerzo lo acostó. La señora muy asustada
pregunto:
- ¿De
dónde lo has traído? ¿Quién es?
Haciendo mil preguntas como era lógico se acercó, mientras
el señor le sacaba unos raros botines, la doña le puso la mano en la frente muy
sorprendida dijo:
-¡Este niño está
ardiendo en fiebre! Hay que ponerle pañitos fríos en la frente.
-Pues,
ve por ellos mujer, también prepara un té de yerbas que sabes hacer, y yo
mientras le pondré unos paños con aguardiente y le haré oler mientras.
Doña Yola a los minutos trajo lo encomendado, ambos le
ponían los paños en la frente.
-¿Que piel tan áspera y rara, mira el color? Es medio
verdosa, nunca vi algo igual. ¡Pobre niño!
-¡Será
que trabaja en la mina o en la puna, hielo que también quema la piel! ¿Acaso tendrá alguna alergia o la fiebre alta
afectó la piel?
Proseguían dialogando mientras cambiaban los paños hasta
altas horas de la noche, la señora mandó a dormir a su esposo, Porque tenía que
ir temprano a trabajar, y ella continuó refrescándolo. De repente, despertó
sorprendido. La señora con mucho cariño le dijo:
-Tranquilo pequeño estás enfermito en cuanto te mejores
te irás a tu casa.
Él con señas le
pidió agua para beber, señalando la jarra. Al tomar hizo unos ruidos raros y
jalando una cobija de la cama se volvió a dormir cubriéndose todo el cuerpo siempre
evitaba que le vean la cara. La habitación no era tan visible, dada la
oscuridad la habitación que era iluminada por la luz tenue de una vela blanca.
Pasaron
tres días, el niño misterioso siempre buscaba los rincones con poca luz, solo
observaba carencia de comunicación oral, A pesar de los cuidados, su voz más
parecía graznidos que nadie entendía cuando trataba de hablar, pero parecía que
sí entendía lo que decían, los demás.
Cierto día
el forastero escuchó a los esposos que planeaban bañarlo por la tarde, cuando
se acercó la hora y fueron a buscarlo por todos lados, no lo encontraron ya se
había marchado de la casa y había dejado solo dos pequeñas piedras de cuarzo.
Transcurrían los días, sus dos hijos regresaron de
vacaciones, su padre le contó lo acontecido ellos muy sorprendidos y con los deseos
de conocerlo.
Uno de aquellos días, amaneció con una torrencial lluvia,
de inmediato le vino a la mente aquel niño y muy preocupada y apenada se
preguntaba:
-¿Cómo
estarás pequeño? ¿Qué será de ti? ¿Tendrás un techo donde no te moje esta
torrencial lluvia? ¿Tendrás comida caliente y una familia que te cuide? ¿Estarás
bien de salud?
-¡Si
supiera a dónde vives iría a buscarte! Y te cuidaría, será más difícil tu vida,
sin poder hablar, nadie te entenderá, ¿Cómo estarás pasando estos días.
Cierta
tarde, llegó un joven desesperado, preguntó por la señora Yola, al ubicarla, muy
nervioso le dio la noticia de que la mina donde trabajaba su esposo se había
derrumbado con tres mineros dentro y que solo a dos de ellos los habían sacado
y que a su esposo no habían podido porque cayó una enorme piedra en la entrada
de la mina. Ella rompió en un lastimero llanto, luego salió apresurada a la
mina, donde el camino de trocha aquel día parecía más extenso. Cuando llegó,
los vecinos lo calmaron, luego de tanta espera inútil y demás mineros no pudieron
mover la enorme piedra, ni sacar al señor Matías y ya cayendo la noche tuvieron
que retirarse de lugar todos a su casa. La señora estaba muy preocupada,
pensaba todo lo peor y sobre todo, cómo mantendría sola a sus dos pequeños y se
quedó dormida.
Siendo
la medianoche justo con la luna en todo su esplendor, apareció en la entrada de
la mina el misterioso niño acompañado de otro ser parecido a él. Observaron y
dio dos estruendosos silbidos y asomaron tres personas más él hizo señas y en
una lengua desconocida, dio indicaciones y lograron hacer un forado ingresaron
dos de ellos con unas herramientas raras que desde adentro de inmediato
retiraron la enorme piedra que obstruía la entrada. Sacaron a don Matías
desmayado, lo pusieron en una acémila dirigida a su casa, al llegar tocaron la
puerta y se fueron raudamente siendo olfateados por los perros que salieron al
encuentro. Doña Yola muy sorprendida, luego de auxiliarlo después de varios
minutos volvió en sí. Contó lo sucedido aduciendo que antes de desmayarse en la
mina vio al pequeño con otros niños igual que él, quienes trabajaron para
sacarlo. Su familia sorprendida y muy contentos por verlo al padre
restablecido. Al día siguiente los vecinos ya enterados acudieron a visitarlo y
hacían muchas preguntas.
-¿Es verdad que usted cobijó a un duende en
su casa?
-¿Acaso no sentía miedo?
-¿Pero vecino que hacia un Muqui cuidador de
minas aquí en su casa?
-¿Ellos
nos odian, porque dicen que le robamos sus minerales?
No era nada de eso, no era un duende era un niño que
encontré tirado en el camino desmayado, necesitaba ayuda lo recogí en el camino
muy enfermo. Lo curamos aquí en casa y
después se fue.
-¿Pero ellos son malévolos?
Si fuera así, no me hubiesen ayudado salvándome la vida.
-¿Menos
mal que no han visto a tus hijos porque ellos se llevan a los niños pequeños
para hacerlos trabajar. Debes tener
cuidado vecino.
Él ya no contestó por lo escuchado, pero si doña Yola manifestó:
- ¡Ni
lo diga vecino! Dios nos cuide y proteja.
Luego los visitantes se marcharon. La familia empezó a
tener días difíciles, porque el jefe de familia se encontraba recuperándose y
no podía trabajar por algunas heridas que le ocasionó el derrumbe. Un día muy
temprano en la que doña Yola se encontraba barriendo muy preocupada por su
precaria situación económica. De pronto su escoba chocó con algo pesado, era
una pequeña bolsa de yute muy vieja y raída la cogió y al abrirla se llevó una gran sorpresa. Había unas bolitas de oro y
piedras muy brillantes de colores. Inmediatamente fue a enseñarle a su esposo.
Como buen minero y conocedor de todo tipo de piedras preciosas se alegró al reconocerlas
y por su valor económico, ellos decidieron ayudar a algunas familias a las más
necesitadas los repartió algunas de ellas y fueron vendiéndolas. De esta manera
fue mejorando su situación económica, luego de unos meses y ya recuperado Don Matías
alegó:
- Parece que ese duendecito llamado Muqui es muy agradecido.
-Es verdad y
nunca debemos prejuzgar de alguien que no conocemos, por su
apariencia o aspecto físico. Además, no generalizar respecto
a estos seres misteriosos o entre nosotros porque existen seres buenos y seres malos.
__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
HOMENAJE AL POETA NACIONAL
CARLOS AUGUSTO SALAVARRY
El autor del celebrado
poema: “¡Acuérdate de mí!” Nació el 4 de diciembre de 1830 en Lancones,
provincia Sullana (Piura). Sus padres fueron: Felipe Santiago Salaverry y doña
Vicenta Ramírez Duarte. Felipe conoció a doña Vicenta con ocasión de la movilización
de las tropas peruanas a la frontera norte a raíz del estallido de la guerra
con la Gran Colombia, y aunque su amor fue efímero, siempre
mantuvo gran afecto por el hijo nacido de esa unión.
Su padre quiso que se
educase en Lima y no en Piura; tampoco quiso que permaneciese al lado de su
versada madre. Traído pues a Lima, creció y se educó bajo los cuidados de Juana
Pérez de Infantas, la esposa legítima de su padre, y al lado de su hermanastro,
llamado Felipe Santiago, como su padre.
Su vida en un hogar
extraño fue triste. Tenía solo seis años cuando su padre fue derrotado y
fusilado por Andrés de Santa
Cruz, tras una sangrienta guerra. Su padre, estando en el
postrero trance de su existencia, no se olvidó de él y es así que lo confió al
amparo de su esposa doña Juana, tal como consta en el conmovedor testamento que
escribió en Arequipa, a 18 de febrero de 1836, pocas horas antes de ser
fusilado. El pequeño Carlos Salaverry siguió a sus familiares en el destierro a Chile. Fue así como su personalidad empezó a
formarse en la soledad, la tristeza y las penurias económicas. Apenas pudo
cursar estudios elementales.
Tras la caída de Santa Cruz en 1839, pudo retornar al Perú. A los 15 años de edad ingresó al
ejército en calidad de cadete, en el batallón Yungay (1845). Sus superiores lo trasladaron de guarnición en
guarnición, acaso por temor de que destacara y siguiera los pasos de su célebre
padre, convertido ya en una leyenda. Así fueron pasando los primeros años de su
juventud, entre las alternativas del servicio y los pronunciamientos militares.
Pero la rigurosa disciplina castrense no calzaba con su temperamento liberal.
Le gustaba más la soledad y el estudio. Parece que en aquellos años se entregó
a la lectura furtiva de Víctor Hugo y Heinrich Heine, naciendo así su decidida vocación por las letras.
A los 20 años de edad se
casó con Mercedes Felices, unión apresurada, y que como era de esperar, resultó
efímera y desdichada. Luego se dejó arrastrar por otra pasión amorosa, esta vez
por Ismena Torres, cuya familia se trasladó a Europa, para alejarla de él, y
donde aquella se casó con el hombre que le impusieron. El diario en prosa
escrito por Salaverry para registrar las incidencias de su idilio con Ismena se
convirtió después, transpuesto al verso, en su mejor obra: Cartas a un
ángel.
Ascendió a teniente en 1853 y a capitán en 1855. Su vocación poética se hizo pública de casualidad.
Tenía un amigo, poeta y militar como él, Trinidad Fernández, quien al enterarse
de la afición de Salaverry, intercedió para que sus versos aparecieran
publicados en El Heraldo de Lima, en 1855. Salaverry las firmó con las iniciales de su nombre.
Tenía entonces veinticinco de edad.
Por esos años estrenó también sus
primeros dramas que obtuvieron resonantes éxitos: Arturo, Atahualpa
o la conquista del Perú, Abel o el pescador americano y El
bello ideal (1857), cada uno de ellos en cuatro actos y en verso.
Tenía ya el grado de sargento mayor cuando inició su participación en la política
peruana, como secretario del entonces coronel Mariano Ignacio
Prado, durante la revolución
que éste inició en Arequipa contra el gobierno de Juan Antonio
Pezet, a propósito
del incidente con España (1865). Poco después, siempre a lado del
dictador Prado, actuó en el Combate del
Callao contra la
flota española y en las filas que comandaba el coronel Juan Francisco
Balta. Luego secundó
la revolución encabezada por el coronel José Balta contra la dictadura de Prado en 1867.
Con la ascensión al poder de Balta (1869), fue incorporado al servicio diplomático, como
secretario de legación, trabajo que le permitió recorrer Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia. Antes, ya había publicado la primera edición de su
poemario Diamantes y perlas (Lima, 1869). En Europa editó la
colección de poemas titulada Albores y destellos (El Havre,
1871), obra que incluye tres libros: el del título propiamente dicho, Diamantes
y perlas y Cartas a un ángel.
Se hallaba en París, cuando, al subir
en Perú el gobierno civilista de Manuel Pardo, se enteró que su cargo había sido suprimido, sin
concedérsele derecho a pasaje ni indemnización alguna. Durante seis años
sobrellevó una vida angustiosa en Francia, llegando al extremo de pensar en el
suicidio como única salida a sus problemas conyugales y amatorios.
En 1878 regresó al Perú, envejecido y amargado. Gobernaba
entonces Mariano Ignacio Prado, por segunda vez. Pero al año siguiente estalló
la guerra con Chile, y el poeta tuvo que cumplir con la
patria. Producida la ocupación de Lima, se unió al gobierno provisional
de Francisco
García Calderón, acompañándolo en sus gestiones pacifistas. Pero su carrera política acabó
cuando García Calderón fue apresado por los invasores y deportado a Chile.
Salaverry, después de publicar el poema
filosófico Misterios de la tumba (Lima, 1883), emprendió
nuevamente viaje a Europa, donde le aguardaba un nuevo y postrero amor. Fue
entonces que contrajo matrimonio por segunda vez, en París. Luego viajó
incesantemente por diversas ciudades de Italia, Suiza y Alemania. Culminada esta gira feliz en 1885 sintió los primeros síntomas de la parálisis que lo aquejó el resto de su vida. Su vida se fue
apagando debido a la enfermedad, falleciendo finalmente el 9 de abril de 1891, en París. Sus restos fueron repatriados en 1964 a su tierra natal, reposando en el cementerio San
José de Sullana.
Salaverry abarcó géneros diversos,
aunque lo más valioso de su producción es su obra lírica, que destaca por su
musicalidad, su sensibilidad y fuerza sentimental, especialmente cuando expresa
emociones sinceras que nacen de su espíritu interior. En su obra se nota la
influencia de la poesía de Gustavo
Adolfo Bécquer, al que imitó al prescindir de las formas gastadas del romanticismo por un
estilo más profundo y personal.
Su poesía se reúne en cuatro libros:
· Diamantes y perlas (1899). Se compone, sobre todo, de sonetos diversos, entre
circunstanciales, amorosos y festivos.
· Albores y destellos (1871), reúne la mayor parte de sus poemas de temas
políticos-sociales y los que tratan asuntos metafísicos como el de la muerte.
· Cartas a un ángel (1890), poemario en el que se encuentran los más logrados
poemas amorosos y eróticos, inspirados en la misma mujer, Ismena Torres. Sobre
esta obra Alberto Escobar opina lo siguiente: «Por ser libro de
amor, Cartas a un ángel es al mismo tiempo, canto de dolor, a
la ausencia, al pasado feliz, al sentido del tiempo; perspectiva amatoria que
Salaverry poseyó como pocos poetas peruanos. Ha sido en esos versos en los que
su talento dio el fruto menor; de la anécdota personal asciende Salaverry al
tema permanente del amor e incide así en un rasgo esencial del carácter humano».
De esta colección pertenece el poema “¡Acuérdate de mí!”, ampliamente
reproducido en los textos escolares peruanos.
· Misterios de la tumba (1883), poesías de reflexión filosófica.
Su poesía completa fue publicada
en Lima en 1958, por la editorial Alberto Escobar.
Una veintena de piezas
teatrales, que fueron estrenadas en Lima (y una en el Callao). De entre las que
fueron impresas destacan las siguientes:
· Atahualpa o la conquista del Perú (1854)
· Abel o el pescador americano (1857)
· El bello ideal (1857)
· El amor y el oro (1861)
· La estrella del Perú (1862)
· El pueblo y el tirano (1862)
Del resto de su
producción teatral sólo se conservan los títulos: Arturo, Los
ladrones de alto rango, Sueños del corazón, La espada
de San Martín, El hombre del siglo XX, Un desconocido, El
virrey y su favorita, Gigantes y pigmeos, La escuela de
mujeres, El bombardeo de Pisagua.
Después de Manuel
Ascencio Segura, fue en su momento el más aplaudido autor teatral del Perú. Sin embargo,
al pasar el tiempo, sus obras se han ido desvalorizando y hoy día,
prácticamente todas, se hallan sumidas en el olvido. Todas están escritas en
verso, con estilo artificioso y con argumentos muy truculentos. Predominan los
largos monólogos confesionales, y sus personajes, héroes de opereta que en su
momento arrancaron aplausos del público, nos parecen ahora seres exóticos y
estrafalarios.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
ESTIMADOS AMIGOS, MUCHAS
GRACIAS POR SU FINA ATENCIÓN Y LOS ESPERAMOS EN EL SIGUIENTE PROGRAMA 1319 DE VIERNES LITERARIOS /
15 DE ENERO 2021 / 7 P.M.
I PARTE
RECITAL POÉTICO CON
CÉSAR REYES CAMPOS
LECTURA DE UN CUENTO A
CARGO DE MARIO GUEVARA PAREDES
II PARTE
HOMENAJE AL ESCRITOR NACIONAL JOSÉ MARÍA
ARGUEDAS CON OCASIÓN DEL CX ANIVERSARIO DE SU NATALICIO.
_____MÚSICA: SHIRLEY____
http://viernesliterarios.blogspot.com
TELF. 995280789
Facebook: Juan Fernando
Benavente Díaz
e-mail: viernesliterarios@hotmail.com
- PUBLIQUE EN EDICIONES
VL -
- SOLO LA CULTURA SALVARÁ AL HOMBRE –
No hay comentarios:
Publicar un comentario