viernes, 8 de enero de 2021

PROGRAMA 1318 DE VIERNES LITERARIOS / 8 DE ENERO 2021.-

 

-                 MES DE ANIVERSARIO-

 

30 AÑOS DE LABOR ININTERRUMPIDA…

(1991-ENERO-2021)

LIMA- PERÚ

 

YA VIENE… LA JORNADA 30AÑOSVL

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PROGRAMA 1318 DE VIERNES LITERARIOS /

                         8 ENERO 2021 / 7 p.m. 

 

DESDE EL CENTRO DE OPERACIONES VL (COVIL)

 

I PARTE:

- RECITAL POÉTICO CON

MARYCARMEN PONCE / ELVA VÁSQUEZ

 / TONET KJUMOO / WILBERT APAZA

II PARTE:

HOMENAJE AL POETA NACIONAL

CARLOS AUGUSTO SALAVERRY

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PROGRAMA 1318 DE VIERNES LITERARIOS  

 

8 DE ENERO DE 2021

(CENTRO DE OPERACIONES / COVIL / LIMA-PERÚ)

MCMXCI/MMXX

 

 

EMPEZAMOS CON EL PENSAMIENTO DE LA SEMANA: 

 

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“PERUANICEMOS AL PERÚ”     

           (José Carlos Mariátegui)                                                                                                                

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EL RINCÓN DEL RECUERDO...


LIMA, MARZO 2014, AFICHE DEL II CONCURSO NACIONAL DE POESÍA, CUENTO Y DRAMATURGIA "PREMIO1000VL" CON OCASIÓN DE LOS MIL VIERNES LITERARIOS.

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INICIAMOS LA GALERÍA 2021…

 

OBRA:

“CÉSAR LÉVANO”

ARTISTA PLÁSTICO:

ORLANDO OCAMPO


 

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RECITAL POÉTICO

 

 

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MARYCARMEN PONCE (Iquitos, 1968)



 

Estudió publicidad en la UNIFE. Actriz del elenco de Teatro de la Municipalidad de Santiago de Surco. Miembro fundador del Grupo Literario Claroscuro. Participó en el Primer Encuentro de Escritores Los Nuevos, de poesía y cuento, organizado por la Universidad Científica del Sur. Integró el Taller de Poesía de San Marcos, que ha publicado poemas suyos en la revista Taller de Poesía (2004). Ha publicado el poemario colectivo Claroscuro (2005) y poemas suyos han aparecido en publicaciones tales como Antología MP4 (Universidad Garcilaso de la Vega / 2005), Poesía Hispanoamericana (México / 2009), Letralia (revista virtual), Poetas SIGLO XXI, entre otras revistas. Frecuentemente acompaña sus lecturas con música de guitarra en vivo o teatralizando sus poemas.

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LOS MILES

Le escupieron en la cara y ella

Siguió luchando.

La tiraron de un golpe y ella

Siguió luchando.

Le patearon la boca y ella

Siguió luchando

Le rompieron las costillas y ella

Siguió luchando.

Le quebraron los brazos

La asfixiaron con gas.

La cegaron con perdigones.

La violaron ciento cinco bestias y ella

Siguió luchando.

Le quebraron las piernas para que no luche más.

Ahora buitres, chacales y gallinazos

Husmean entre los despojos

Se relamen,

Muestran sus picos y colmillos llenos de sangre.

Ella agoniza

Pero no está muerta.

Miles han llegado, miles desde los cuatro suyos

Y espantan a los gallinazos y se enfrentan a los chacales y derriban a los buitres.

Los miles la rodean, los miles le cantan, los miles la lloran.

Ella abre los ojos, ella se está extinguiendo.

Pero los miles la cuidan.

Los miles, no la dejarán morir.

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ME GUSTARÍA

 (A mí también)

 

“Y quisiera ser feliz, pero no a costa de los infelices.

Y quisiera ser libre, pero no a costa de los que no lo son”.

(Yevgeny Yevtushenko)

 

Haber nacido con la piel cobriza y el pelo chuto,

tener la decencia de apellidarme Quispe, Mamani o Yupanqui

y no es que mis antepasados hayan sido indecentes, no,

es que fueron muy correctos, solo eso.

Tener el alma del invadido, del esclavizado, del golpeado, del violado, del saqueado,

haberme ensuciado las manos con la tierra de otros, antes tierra mía

haber aspirado hasta morir el vaho de las profundidades de los socavones.

Caminado con los pies desollados, como mula de carga,

como la mierda de la mula de carga

sin alimento,

sin agua,

sin esperanzas.

Dentro de un mundo de justicia, el haber conocido junto con los caballos,

las injusticias jamás vistas por hombre sobre esta tierra,

junto con el oro y la plata que se llevaron,

y el sudor, la sangre, la piel, las manos implorando, las mías, las de mis hermanos.

Me gustaría haber sido las hembras (todas ellas)

las que parieron los hijos de la humillación, de la servidumbre, de las cadenas,

de la cerviz doblada, de los ojos siempre mirando a los pies, los suyos,

los sucios,

los cansados,

los nobles,

los de otrora linajes.

Me gustaría durante tres siglos haber vivido el horror

y haber despertado día tras día junto a los hierros que me ataban a los pies,

haber comido, desfallecido y defecado en el mismo lugar

donde cada noche mis lágrimas, una vez más, limpiaban el suelo donde iba a dormir.

 

Me gustaría haber sido Túpac Amaru,

haber ideado el plan de libertad,

haber sido jalada por cuatro caballos y sin signo de dolor,

haber soportado el jalón endemoniado que venía del norte, del sur, del este y el oeste.

 

Haber sido cortada, cercenada, en miles de pedazos, no miles, millones,

esparcida y quemada por toda la tierra, no solo la nuestra, la Tierra.

Y haber sido aspirada por cada hombre, por cada mujer, por cada niño, por cada bestia

hasta llevar a cada hermano mío por fin a la libertad de ser, de querer, de poseer el orgullo

 de llamarse, Quispe, Mamani, Yupanqui.

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PETRICOR

Despierto y te huelo, húmeda, tenaz, insistente.

Tengo a la Pequeña Españolita con sus pequeñas castañuelas,

Me mira con sus ojillos inquietos.

Alargo la mano,

Hoy será un día para mirar las manchitas de la pared.

Por momentos me parece escuchar a tus taquitos irse,

¿Vas a darme una ofrenda?

Y decido ponerme las pantuflas y asomarme a la ventana.

Pero vuelves vigorosa, con tu sonrisa de medio lado,

No te vas, has decidido quedarte por varias horas.

¿Todo el día?

Las pequeñas castañuelas no me bastarán.

Y pienso rápidamente, una hoja en blanco, unos colores.

Tal vez una pelota de goma y ocho yaxes.

Escucho la voz de mi madre decir - sí, toda la noche.

La niña exploradora se sacude dentro mío.

De pronto, tu insistente voz se ha apagado.

Abro la puerta y ahí está tu regalo.

Envuelto en aroma de piedras, de musgo, de hierba seca.

 

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WILBERT APAZA VARGAS  (Cusco-Perú)


 

Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.  Fue director del boletín literario Voces. Sus trabajos se encuentran en algunas revistas literarias. Por estos 30 años de labor ininterrumpida de difusión de la creación literaria, va mi saludo fraternal al poeta Juan Benavente por su encomiable trajinar de resistencia contra la ignorancia y el oscurantismo; sobre todo frente a la basura que diariamente nos bombardea los medios de comunicación.  Deseo a Viernes Literarios los mayores éxitos.

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VIERNES DE LIBERTAD

 

Hoy reencuentro mi alma dolida y

la esperanza aún dormida

entre polvo grietas y gritos;

veo el horizonte brillar a lo lejos,

es adusto mirar al futuro y

es perplejo el camino en el presente.

 

Añoro y adoro los viernes…

entre libros y voces de cantos épicos y amor

hoy la libertad se tiñe de poema

hoy reencuentro mi alma dolida y

la esperanza aún dormida

en los viernes de libertad.

 

 

 

 

PARA MI NIÑA HERMOSA

 

Bella mi niña hermosa de dulce candor

de profundos ojos negros y pelo rizado

de sonrisa contagiante y bello amanecer

tiernos momentos desliza tu mirada

y la magia de tus palabras

enternece la oscuridad de algunos días

susurro tu nombre en el vaivén y

cantar de los ruiseñores

lucero, lucero, lucero mi niña hermosa.

 

Bella mi niña hermosa de dulce candor

de hermosos ojos negros y pelo rizado

tus manitas de terciopelo

deslizarán mañana grietas de acero y tesón.

 

Tu nombre perdurará por siempre y

mi corazón estará orgulloso

de tus victorias y experiencias

nunca dejarás de ser

mi niña hermosa y te llamaré siempre

lucero, lucero lucero, mi niña valiente.

 

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ELVA VÁSQUEZ   (Huacho-Lima-Perú)       



                                                  

Docente de Educación Primaria, Educación Artística y Danzas folclóricas, entre otras carreras afines, desarrolladas en las Universidades Nacionales Mayor de San Marcos y Federico Villarreal. Sus trabajos han obtenido reconocimientos y premiación regional, tanto en poesía y la composición musical. 1er- Premio de Ensayo en el Concurso Magisterial organizada por la UGEL 09 con la obra, cuyo tema fija sobre la Violencia contra la Mujer. Asimismo, ha tenido el reconocimiento de la Sociedad de Poetas y Narradores.- Región Lima. Ha publicado el poemario: “Latidos del Corazón” (2016), los libros de narrativa: “Cuentos Arcanos” y “Creciendo con mis Cuentos”. La novela “El Niño Luis”.

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    MI ALMA BOHEMIA 

    Mi alma bohemia se alimenta de la música de Zamfir!

    ¡y  me deleito de una hermosa pintura de Van Godg!

         ¡Con palabras sutiles de los versos de Melgar!

         Acompañadas de las notas de un violín

         Antes de sosegarme en los brazos de Morfeo

         Me dejo balancear en las góndolas en Venecia

         Y en el vaivén de sus aguas en celestial sinfonía

        Que llega como nubes de algodón a mis oídos

         En compañía de los recuerdos

         De aquellos amores nefastos

         de esa adolescencia inexperta.

         ¡Mi alma bohemia se alimenta

          De los colores de las flores

          ¡De retamas, cucardas y buganvilias!

          De un jardín no tan grande

          Donde repose en la sombra

          De cipreses, álamos y eucaliptos

          O de unas flores blancas de naranjo

          Con el perfume de jazmín

          Con el ruido del agua que anuncia

         Que llegó a la quebrada

         Y cuando caiga esa tenue garúa 

          Con cantos de cuculíes y guacamayas

         Y al anochecer ver luces de juguetonas luciérnagas

         Que vierten centellas dando quietud la pradera

         ¡Solo con esto se aquieta, mi alma bohemia!

 

 

 

MIS PASOS LENTOS

Un día más que amanezco con mil pesares

Tienen razón cuando dicen

Que la vejez es cuna de todos los males

¡Hoy quise apurar mis pasos sin arrastrarlos

Pero siempre son lentos y torpes

Aunque quiero disimularlos los ruidos me delatan

¡Quiero hablar y decir tanto!

Cuánto los quiero y cuánto me duele su olvido

Hace tiempo que mis labios dejaron de sonreír

Mis pensamientos vacíos, se esfuman los recuerdos

Por eso dicen que siempre repito lo mismo

Lo noto en sus gestos que ya no quieren escucharme

Las vivencias se alejan junto con las remembranzas

¡Yo los necesito para sobrellevar la soledad y mis penas!

Antes un líder en mi trabajo, del hogar y amigos

Mis hijos orgullosos de mi escuchaban mis consejos

Ahora nadie escucha nadie obedece nadie me admira

Mi lugar en la mesa no existe, solo en la esquina de la cocina

Antes no escuchaba tantos reproches como ahora

A veces no me siento bien, y todo me sale mal

Nadie entiende que un día tendrán mi edad

Que es una enfermedad que adquirimos con el tiempo

Tantos años laborando en una empresa

Las leyes no nos favorecen

Mi pensión saldrá cuando ya no este

Talvez para mi sepulcro

Ahora lo necesito tanto, porque no quiero ser una carga

Si aportaría me mirarían diferente

No al abandono ni indiferencia,

No me traten como algo que ya no sirve

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                                    EL DUENDECILLO AGRADECIDO

                En un pequeño caserío del distrito de La Encañada, Cajamarca, vivía la familia Soto, cuyo sustento familiar era el trabajo en las minas aún rústicas. Algunos de ellos se dedican al cultivo de hortalizas, que a veces eran ahogadas por las fuertes lluvias que caían de vez en cuando. Don Matías Soto como todos los días, salía de madrugada a trabajar en la mina alejada de su aldea y regresaba al oscurecer.

Un día como era costumbre iba montado en su acémila hacia su casa, de pronto al voltear un tramo del camino apegándose a un lado como previniendo chocarse con algún camión o carro. Estuvo a punto de atropellar a un bulto que se encontraba a un lado del camino. Apresurado bajó del burro y se dirigió hacia él. Vio en la casi oscuridad a un niño desmayado, le puso el dedo en el cuello palpando su pulso y sintió que latía. Miró a todos los lados, caminó unos metros para pedir ayuda y no había nadie. Sus compañeros también se habían ido a sus casas. Ese día había salido tarde, pero se dio cuenta que tenía la temperatura alta. El niño tenía un gorro en la cabeza y encima un raído sombrero, de inmediato lo subió al lomo de la acémila y prosiguió camino a su casa jalando la soga; luego de un breve tiempo llegó a su casa. Salió a su paso su esposa:

         -¿Qué sucedió? ¿Por qué has tardado tanto? ¡Estaba preocupada!

            Sin seguir con las preguntas, su esposo bajaba cargando al niño e inquirió:

              -¡Ayúdame a bajarlo y alista la cama! Parece que está enfermo.

Haciendo un esfuerzo lo acostó. La señora muy asustada pregunto:

              - ¿De dónde lo has traído? ¿Quién es?

Haciendo mil preguntas como era lógico se acercó, mientras el señor le sacaba unos raros botines, la doña le puso la mano en la frente muy sorprendida dijo:

  -¡Este niño está ardiendo en fiebre! Hay que ponerle pañitos fríos en la frente.

              -Pues, ve por ellos mujer, también prepara un té de yerbas que sabes hacer, y yo mientras le pondré unos paños con aguardiente y le haré oler mientras.

Doña Yola a los minutos trajo lo encomendado, ambos le ponían los paños en la frente.

-¿Que piel tan áspera y rara, mira el color? Es medio verdosa, nunca vi algo igual. ¡Pobre niño!

               -¡Será que trabaja en la mina o en la puna, hielo que también quema la piel!  ¿Acaso tendrá alguna alergia o la fiebre alta afectó la piel?

Proseguían dialogando mientras cambiaban los paños hasta altas horas de la noche, la señora mandó a dormir a su esposo, Porque tenía que ir temprano a trabajar, y ella continuó refrescándolo. De repente, despertó sorprendido. La señora con mucho cariño le dijo:                                             

-Tranquilo pequeño estás enfermito en cuanto te mejores te irás a tu casa.

 Él con señas le pidió agua para beber, señalando la jarra. Al tomar hizo unos ruidos raros y jalando una cobija de la cama se volvió a dormir cubriéndose todo el cuerpo siempre evitaba que le vean la cara. La habitación no era tan visible, dada la oscuridad la habitación que era iluminada por la luz tenue de una vela blanca.

           Pasaron tres días, el niño misterioso siempre buscaba los rincones con poca luz, solo observaba carencia de comunicación oral, A pesar de los cuidados, su voz más parecía graznidos que nadie entendía cuando trataba de hablar, pero parecía que sí entendía lo que decían, los demás.

           Cierto día el forastero escuchó a los esposos que planeaban bañarlo por la tarde, cuando se acercó la hora y fueron a buscarlo por todos lados, no lo encontraron ya se había marchado de la casa y había dejado solo dos pequeñas piedras de cuarzo.

Transcurrían los días, sus dos hijos regresaron de vacaciones, su padre le contó lo acontecido ellos muy sorprendidos y con los deseos de conocerlo.

Uno de aquellos días, amaneció con una torrencial lluvia, de inmediato le vino a la mente aquel niño y muy preocupada y apenada se preguntaba:

           -¿Cómo estarás pequeño? ¿Qué será de ti? ¿Tendrás un techo donde no te moje esta torrencial lluvia? ¿Tendrás comida caliente y una familia que te cuide? ¿Estarás bien de salud?

            -¡Si supiera a dónde vives iría a buscarte! Y te cuidaría, será más difícil tu vida, sin poder hablar, nadie te entenderá, ¿Cómo estarás pasando estos  días.

            Cierta tarde, llegó un joven desesperado, preguntó por la señora Yola, al ubicarla, muy nervioso le dio la noticia de que la mina donde trabajaba su esposo se había derrumbado con tres mineros dentro y que solo a dos de ellos los habían sacado y que a su esposo no habían podido porque cayó una enorme piedra en la entrada de la mina. Ella rompió en un lastimero llanto, luego salió apresurada a la mina, donde el camino de trocha aquel día parecía más extenso. Cuando llegó, los vecinos lo calmaron, luego de tanta espera inútil y demás mineros no pudieron mover la enorme piedra, ni sacar al señor Matías y ya cayendo la noche tuvieron que retirarse de lugar todos a su casa. La señora estaba muy preocupada, pensaba todo lo peor y sobre todo, cómo mantendría sola a sus dos pequeños y se quedó dormida.

            Siendo la medianoche justo con la luna en todo su esplendor, apareció en la entrada de la mina el misterioso niño acompañado de otro ser parecido a él. Observaron y dio dos estruendosos silbidos y asomaron tres personas más él hizo señas y en una lengua desconocida, dio indicaciones y lograron hacer un forado ingresaron dos de ellos con unas herramientas raras que desde adentro de inmediato retiraron la enorme piedra que obstruía la entrada. Sacaron a don Matías desmayado, lo pusieron en una acémila dirigida a su casa, al llegar tocaron la puerta y se fueron raudamente siendo olfateados por los perros que salieron al encuentro. Doña Yola muy sorprendida, luego de auxiliarlo después de varios minutos volvió en sí. Contó lo sucedido aduciendo que antes de desmayarse en la mina vio al pequeño con otros niños igual que él, quienes trabajaron para sacarlo. Su familia sorprendida y muy contentos por verlo al padre restablecido. Al día siguiente los vecinos ya enterados acudieron a visitarlo y hacían muchas preguntas.

         -¿Es verdad que usted cobijó a un duende en su casa?

         -¿Acaso no sentía miedo?

         -¿Pero vecino que hacia un Muqui cuidador de minas aquí en su casa?

         -¿Ellos nos odian, porque dicen que le robamos sus minerales?

No era nada de eso, no era un duende era un niño que encontré tirado en el camino desmayado, necesitaba ayuda lo recogí en el camino muy enfermo. Lo curamos aquí en casa y  después se fue.

            -¿Pero ellos son malévolos?

Si fuera así, no me hubiesen ayudado salvándome la vida.

              -¿Menos mal que no han visto a tus hijos porque ellos se llevan a los niños pequeños para  hacerlos trabajar. Debes tener cuidado vecino.

Él ya no contestó por lo escuchado, pero si doña Yola manifestó:

                - ¡Ni lo diga vecino! Dios nos cuide y proteja.

Luego los visitantes se marcharon. La familia empezó a tener días difíciles, porque el jefe de familia se encontraba recuperándose y no podía trabajar por algunas heridas que le ocasionó el derrumbe. Un día muy temprano en la que doña Yola se encontraba barriendo muy preocupada por su precaria situación económica. De pronto su escoba chocó con algo pesado, era una pequeña bolsa de yute muy vieja y raída la cogió y al abrirla se llevó una  gran sorpresa. Había unas bolitas de oro y piedras muy brillantes de colores. Inmediatamente fue a enseñarle a su esposo. Como buen minero y conocedor de todo tipo de piedras preciosas se alegró al reconocerlas y por su valor económico, ellos decidieron ayudar a algunas familias a las más necesitadas los repartió algunas de ellas y fueron vendiéndolas. De esta manera fue mejorando su situación económica, luego de unos meses y ya recuperado Don Matías alegó:

                   - Parece que ese duendecito llamado Muqui es muy agradecido.

        -Es verdad y nunca debemos prejuzgar de alguien que no conocemos, por su

apariencia o aspecto físico. Además, no generalizar respecto a estos seres misteriosos o entre nosotros porque existen seres buenos y seres malos.

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HOMENAJE AL POETA NACIONAL

 CARLOS AUGUSTO SALAVARRY

 

 



El autor del celebrado poema: “¡Acuérdate de mí!” Nació el 4 de diciembre de 1830 en Lancones, provincia Sullana (Piura). Sus padres fueron: Felipe Santiago Salaverry y doña Vicenta Ramírez Duarte. Felipe conoció a doña Vicenta con ocasión de la movilización de las tropas peruanas a la frontera norte a raíz del estallido de la guerra con la Gran Colombia, y aunque su amor fue efímero, siempre mantuvo gran afecto por el hijo nacido de esa unión.

Su padre quiso que se educase en Lima y no en Piura; tampoco quiso que permaneciese al lado de su versada madre. Traído pues a Lima, creció y se educó bajo los cuidados de Juana Pérez de Infantas, la esposa legítima de su padre, y al lado de su hermanastro, llamado Felipe Santiago, como su padre.

Su vida en un hogar extraño fue triste. Tenía solo seis años cuando su padre fue derrotado y fusilado por Andrés de Santa Cruz, tras una sangrienta guerra. Su padre, estando en el postrero trance de su existencia, no se olvidó de él y es así que lo confió al amparo de su esposa doña Juana, tal como consta en el conmovedor testamento que escribió en Arequipa, a 18 de febrero de 1836, pocas horas antes de ser fusilado. El pequeño Carlos Salaverry siguió a sus familiares en el destierro a Chile. Fue así como su personalidad empezó a formarse en la soledad, la tristeza y las penurias económicas. Apenas pudo cursar estudios elementales.

Tras la caída de Santa Cruz en 1839, pudo retornar al Perú. A los 15 años de edad ingresó al ejército en calidad de cadete, en el batallón Yungay (1845). Sus superiores lo trasladaron de guarnición en guarnición, acaso por temor de que destacara y siguiera los pasos de su célebre padre, convertido ya en una leyenda. Así fueron pasando los primeros años de su juventud, entre las alternativas del servicio y los pronunciamientos militares. Pero la rigurosa disciplina castrense no calzaba con su temperamento liberal. Le gustaba más la soledad y el estudio. Parece que en aquellos años se entregó a la lectura furtiva de Víctor Hugo y Heinrich Heine, naciendo así su decidida vocación por las letras.

A los 20 años de edad se casó con Mercedes Felices, unión apresurada, y que como era de esperar, resultó efímera y desdichada. Luego se dejó arrastrar por otra pasión amorosa, esta vez por Ismena Torres, cuya familia se trasladó a Europa, para alejarla de él, y donde aquella se casó con el hombre que le impusieron. El diario en prosa escrito por Salaverry para registrar las incidencias de su idilio con Ismena se convirtió después, transpuesto al verso, en su mejor obra: Cartas a un ángel.

Ascendió a teniente en 1853 y a capitán en 1855. Su vocación poética se hizo pública de casualidad. Tenía un amigo, poeta y militar como él, Trinidad Fernández, quien al enterarse de la afición de Salaverry, intercedió para que sus versos aparecieran publicados en El Heraldo de Lima, en 1855. Salaverry las firmó con las iniciales de su nombre. Tenía entonces veinticinco de edad.

Por esos años estrenó también sus primeros dramas que obtuvieron resonantes éxitos: ArturoAtahualpa o la conquista del PerúAbel o el pescador americano y El bello ideal (1857), cada uno de ellos en cuatro actos y en verso.

Tenía ya el grado de sargento mayor cuando inició su participación en la política peruana, como secretario del entonces coronel Mariano Ignacio Prado, durante la revolución que éste inició en Arequipa contra el gobierno de Juan Antonio Pezet, a propósito del incidente con España (1865). Poco después, siempre a lado del dictador Prado, actuó en el Combate del Callao contra la flota española y en las filas que comandaba el coronel Juan Francisco Balta. Luego secundó la revolución encabezada por el coronel José Balta contra la dictadura de Prado en 1867.

Con la ascensión al poder de Balta (1869), fue incorporado al servicio diplomático, como secretario de legación, trabajo que le permitió recorrer Estados UnidosInglaterraFrancia e Italia. Antes, ya había publicado la primera edición de su poemario Diamantes y perlas (Lima, 1869). En Europa editó la colección de poemas titulada Albores y destellos (El Havre, 1871), obra que incluye tres libros: el del título propiamente dicho, Diamantes y perlas y Cartas a un ángel.

Se hallaba en París, cuando, al subir en Perú el gobierno civilista de Manuel Pardo, se enteró que su cargo había sido suprimido, sin concedérsele derecho a pasaje ni indemnización alguna. Durante seis años sobrellevó una vida angustiosa en Francia, llegando al extremo de pensar en el suicidio como única salida a sus problemas conyugales y amatorios.

En 1878 regresó al Perú, envejecido y amargado. Gobernaba entonces Mariano Ignacio Prado, por segunda vez. Pero al año siguiente estalló la guerra con Chile, y el poeta tuvo que cumplir con la patria. Producida la ocupación de Lima, se unió al gobierno provisional de Francisco García Calderón, acompañándolo en sus gestiones pacifistas. Pero su carrera política acabó cuando García Calderón fue apresado por los invasores y deportado a Chile.

Salaverry, después de publicar el poema filosófico Misterios de la tumba (Lima, 1883), emprendió nuevamente viaje a Europa, donde le aguardaba un nuevo y postrero amor. Fue entonces que contrajo matrimonio por segunda vez, en París. Luego viajó incesantemente por diversas ciudades de ItaliaSuiza y Alemania. Culminada esta gira feliz en 1885 sintió los primeros síntomas de la parálisis que lo aquejó el resto de su vida. Su vida se fue apagando debido a la enfermedad, falleciendo finalmente el 9 de abril de 1891, en París. Sus restos fueron repatriados en 1964 a su tierra natal, reposando en el cementerio San José de Sullana.

Salaverry abarcó géneros diversos, aunque lo más valioso de su producción es su obra lírica, que destaca por su musicalidad, su sensibilidad y fuerza sentimental, especialmente cuando expresa emociones sinceras que nacen de su espíritu interior. En su obra se nota la influencia de la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer, al que imitó al prescindir de las formas gastadas del romanticismo por un estilo más profundo y personal.

Su poesía se reúne en cuatro libros:

·         Diamantes y perlas (1899). Se compone, sobre todo, de sonetos diversos, entre circunstanciales, amorosos y festivos.

·         Albores y destellos (1871), reúne la mayor parte de sus poemas de temas políticos-sociales y los que tratan asuntos metafísicos como el de la muerte.

·         Cartas a un ángel (1890), poemario en el que se encuentran los más logrados poemas amorosos y eróticos, inspirados en la misma mujer, Ismena Torres. Sobre esta obra Alberto Escobar opina lo siguiente: «Por ser libro de amor, Cartas a un ángel es al mismo tiempo, canto de dolor, a la ausencia, al pasado feliz, al sentido del tiempo; perspectiva amatoria que Salaverry poseyó como pocos poetas peruanos. Ha sido en esos versos en los que su talento dio el fruto menor; de la anécdota personal asciende Salaverry al tema permanente del amor e incide así en un rasgo esencial del carácter humano». De esta colección pertenece el poema “¡Acuérdate de mí!”, ampliamente reproducido en los textos escolares peruanos.

·         Misterios de la tumba (1883), poesías de reflexión filosófica.

Su poesía completa fue publicada en Lima en 1958, por la editorial Alberto Escobar.

Una veintena de piezas teatrales, que fueron estrenadas en Lima (y una en el Callao). De entre las que fueron impresas destacan las siguientes:

·         Atahualpa o la conquista del Perú (1854)

·         Abel o el pescador americano (1857)

·         El bello ideal (1857)

·         El amor y el oro (1861)

·         La estrella del Perú (1862)

·         El pueblo y el tirano (1862)

Del resto de su producción teatral sólo se conservan los títulos: ArturoLos ladrones de alto rangoSueños del corazónLa espada de San MartínEl hombre del siglo XXUn desconocidoEl virrey y su favoritaGigantes y pigmeosLa escuela de mujeresEl bombardeo de Pisagua.

Después de Manuel Ascencio Segura, fue en su momento el más aplaudido autor teatral del Perú. Sin embargo, al pasar el tiempo, sus obras se han ido desvalorizando y hoy día, prácticamente todas, se hallan sumidas en el olvido. Todas están escritas en verso, con estilo artificioso y con argumentos muy truculentos. Predominan los largos monólogos confesionales, y sus personajes, héroes de opereta que en su momento arrancaron aplausos del público, nos parecen ahora seres exóticos y estrafalarios.

 

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ESTIMADOS AMIGOS, MUCHAS GRACIAS POR SU FINA ATENCIÓN Y LOS ESPERAMOS EN EL SIGUIENTE PROGRAMA 1319 DE VIERNES LITERARIOS /

15 DE ENERO 2021 / 7 P.M.

I PARTE

RECITAL POÉTICO CON

CÉSAR REYES CAMPOS

 

LECTURA DE UN CUENTO A

CARGO DE MARIO GUEVARA PAREDES

 

II PARTE

HOMENAJE AL ESCRITOR NACIONAL JOSÉ MARÍA ARGUEDAS CON OCASIÓN DEL CX ANIVERSARIO DE SU NATALICIO.

 

_____MÚSICA: SHIRLEY____

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