lunes, 1 de mayo de 2023

ES... "DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES" EN HONOR A LOS MÁRTIRES DE CHICAGO QUE LUCHARON POR LAS OCHO HORAS Y EN EL PERÚ ES SOLO UN SALUDO A LA BANDERA. DE PASO SE ACLARA QUE NO ES "DÍA DEL TRABAJO".

 

A PROPÓSITO DE PERÚ...

GESTOR DE LAS OCHO HORAS EN EL PERÚ: MANUEL CARACCIOLO LÉVANO

Por Carlos Augusto Rivas



Manuel Caracciolo Lévano Chumpitaz, nació en 1862 en el distrito de Lurín, al sur de la ciudad de Lima. Su padre se llamó Manuel Trinidad Lévano y su madre, Andrea Chumpitaz. Desde muy joven demostró emoción social y compromiso por los demás, siendo un líder lurinense que tuvo interés por los temas de la realidad local, nacional e internacional, además de un auténtico protagonista en las horas más decisivas de nuestra historia. Desde joven nunca mostró indiferencia, menos ser ajeno a la lucha que le tocó vivir al pueblo peruano frente al invasor chileno que destruyó y saqueó el Perú con la peor insania que la historia recuerde.
Manuel Caraccolo Lévano contrajo matrimonio con doña Hermelinda Gómez y, fruto de este matrimonio, nacieron Delfín Amador, Pedro, Emérica y Emilia. Manuel Caracciolo Lévano quedó viudo el 4 de julio de 1922. Llegó a tener un segundo matrimonio con doña Prudencia Valerio, con quien tuvo 8 hijos, siendo ellos los siguientes: los varones Jorge, Juan Liberto, Domingo Almilo, Adelfo; y la mujeres, Eirene Nondina (87) y Étnida Littla Lévano Valerio (81). De todos sus hijos, las dos mujeres viven actualmente en el pueblo de Lurín.
Delfín Lévano
En tiempo de la Guerra del Guano y del Salitre (1879), a los 18 años aproximadamente, participó en la defensa del honor nacional, siendo uno de los patriotas que luchó contra los invasores chilenos, cuando el pueblo de Lurín fue convertido en su Cuartel General, y en las horas más difíciles para el país, con su acción patriótica demostró que el honor nacional está por encima de otros intereses. Así, su participación se dio como montonero del ejército de Cáceres, en las heroicas resistencias de la Breña. Según testimonio de Basadre contado al maestro César Lévano, sobre su abuelo Manuel Caracciolo Lévano, afirmó que aquél fue un puntual combatiente montonero en la heroica resistencia de la batalla de Concepción y en las de la Breña en donde demostró su valor y su entrega por la patria.
Manuel Caracciolo Lévano fue preceptor (maestro) de escuela en Lurín y fue uno de los primeros organizadores de la fundación de la primera escuela de primaria de Turín, allá por la segunda mitad de la década del 80 del siglo XIX. Además, por su nivel cultural, se desempeñó como secretario del Concejo Distrital de Lurín. Hay que destacar la trayectoria de nuestro héroe lurinense también como maestro de escuela y justo sería que la Institución Educativa N° 6008 lleve su nombre como un Homenaje al Lurinense Ilustre, no como actualmente lleva el nombre de un hacendado que mucho daño causó al pueblo de Lurín.
En 1889, Manuel Caracciolo Lévano fue Alcalde de Lurín, tal como se lee en las Actas de Concejo Municipal que aún se conserva en el Municipio Distrital, período que correspondió a la denominada Reconstrucción Nacional.
En 1905, nuestro insigne personaje organiza a la clase obrera por primera vez y, como Presidente de la Federación de Obreros Panaderos "Estrellas del Perú", en el histórico acto del Politeama del 1 de Mayo de 1905, levanta las justas banderas de la lucha por las 8 horas de trabajo, al lado del anarquista Manuel González Prada. Podemos decir que en estos tiempos de pérdidas de reivindicaciones laborales, Manuel Caracciolo Lévano se constituye en un paradigma de las clases populares y su ejemplo es un modelo para todas las juventudes. En ese afán de consolidar al movimiento obrero, entiende que el papel de la prensa es fundamental como directriz, movilizador, agitador e informativo de las ideas de reivindicaciones de los trabajadores y decide publicar el periódico de prensa alternativa “La Protesta” (1911-1926), en donde se plasman las luchas de una clase social que aspira conquistar los derechos laborales.
Cada 1 de mayo, Día de los Trabajadores, el Perú tiene un compromiso para con nuestra patria, que es rendir un justo Homenaje a Manuel Caracciolo Lévano, lurinense ejemplar de la nueva Historia del Perú.
A nombre de La Casa de la Cultura de Lurín y del mío propio, felicitamos al Concejo Distrital de Ate y a su alcalde Enrique Dupuy por el Homenaje que rindió a los gestores de las 8 horas laborales en el marco de las celebraciones del 1 de mayo, en donde se recordó a los líderes sindicales Manuel Caracciolo Lévano y a Delfín Lévano, además de reconocer a las destacadas personalidades que luchan a favor de los derechos de los trabajadores.
PERFIL DE UN LUCHADOR SOCIAL
"Lo que hacen los esclavos de la Rusia de hoy, lo harán mañana los esclavos del Perú", dijo en vibrante discurso el líder Manuel Caracciolo Lévano, en aquel histórico acto del Politeama del 1 de mayo de 1905. Por primera vez se hizo saber al sufrido pueblo peruano, la más grande y digna lucha reivindicativa que la clase obrera había conocido. Con sus valientes palabras, Manuel Caracciolo Lévano se refería a la primera revolución rusa en la que el pueblo, humillado y sojuzgado por el vasallaje de los zares, había logrado tirar por los suelos la omnipotencia del poder imperial, la misma que se sellaría heroicamente con la gran Revolución de Octubre de 1917, donde el pueblo organizado y dirigido por los bolcheviques hizo realidad el primer gobierno de la historia representado por el mismo pueblo.
En aquel acto histórico, una compacta multitud se congregó en el Teatro Politeama. El protagonismo de la clase obrera por primera vez se hizo sentir en forma organizada y se anunció el mensaje de la conciencia de clase: "Lo que son y lo que deben ser las organizaciones obreras en el Perú", fue denominado aquel trascendental discurso, y la clase obrera escuchó enfervorizada la consigna de las 8 horas de trabajo. ¡No más a la esclavitud!, dirían los pueblos explotados del Perú, por eso las banderas de lucha flameaban con un solo designio: la dignidad humana; con un nuevo rumbo: la nueva Historia del Perú.
Ahora podemos definir el discurso de Manuel Caracciolo Lévano como el grito de conciencia de la clase obrera en el Perú, porque precisamente, desde aquel momento histórico, se tuvo un norte como destino que había que cumplirlo, pues esa misión no le correspondía a un solo hombre, le correspondía a la clase de vanguardia y a la su lucha, el verdadero motor de la historia.
Ya la historia había registrado la jornada heroica de los Mártires de Chicago de 1886. Se sabía de William Sylvis, obrero de Nueva York que vivió a mediados del siglo XIX, como el luchador social que inició la jornada de 8 horas y que tuvo como preludio a la inmolación de los epónimos Alberto Parsons, Spies, Adolfo Fischer, George Engel; y del procesamiento injusto al socialista Samuel Fielden, Oscar Neebe y Miguel Schawab.
El mérito de Manuel Caracciolo Lévano, quien fue además preceptor de escuela, fue el haber entendido su tiempo. Más que testigo, fue protagonista que vislumbró el camino de lucha social en defensa de los derechos de la clase obrera. Sobre la base de esta realidad eminentemente efectista, estaba el asylum ignorantide del pueblo, consistente en una clamorosa desorientación política, un subjetivismo aunque racional poco atenuante a una clara perspectiva política de clase que el positivismo desconoció, así como el anarquismo no supo ponerse a la altura de las exigencias sentidas del pueblo. Ante la falta de un partido y de un ideal político definido, se comprobó la limitación que tuvo el movimiento obrero de las dos primeras décadas del siglo XX.
TODA UNA VIDA ENTREGADA A
LA CAUSA DE LOS TRABAJADORES
El protagonismo sindical de Manuel Caracciolo Lévano se hizo sentir cuando en 1904 se elige a los directivos de la Sociedad "Estrella del Perú", en donde se le nombra como presidente y a su hijo, Delfín Lévano, Secretario. El 1 de mayo de 1905, la Sociedad "Estrella del Perú" se transforma en la Federación de Obreros Panaderos de Lima.
En un escrito que Manuel Caracciolo Lévano envía a Manuel González Prada, le dice: "Maestro, por más de treinta años afanosamente contemplaste, también, que muy poca simiente espigaba. Parvadas de papagayos y de langostas (así subrayado está en el original), insaciables cargaban brutalmente tus mejores flores. Más, nada de esto te desconsoló, querido Maestro, y continuaste echando en el surco intelectual del proletariado tus ideales redentores de igualdad social y económica, y de solidaridad entre todos los miembros de la familia humana. Innumerables plantas han muerto, es verdad, pero su inextinguible y fecundante polen hoy germina y se multiplica. Y se multiplica por la fuerza convincente de tu filosofía racionalista; por la eficiencia de tus principios de Bien, de Amor y Justicia; y por la robustez de tu enseñanza libertaria...
A pesar de la persecución tenaz del gamonalismo, del clero y de los reaccionarios, tus videntes ensueños de transformación social en todas las esferas de la vida, avanzan, se agigantan; y como toda verdad, terminaran por imponerse.
(...)
He aquí por qué, a pesar de ser noble, generosa y humana tu propaganda destructora de los rancio; y constructora de una Nueva Sociedad sin mandones ni parásitos; aún todavía te insultan y te vilipendian tus envidiosos enemigos. Por esto, en esta hora solemne, inolvidable Maestro, queremos levantar ante el mundo entero esa inicua acusación con que pretenden mancillar tu acrisolada frente, acusándote de claudicación al aceptar el puesto de Director de la Biblioteca Nacional.
A esos farsantes preguntamos: ¿El bíblico apóstol San Pedro claudicó de sus creencias evangélicas por haber negado tres veces ser discípulo de Jesús?
(...)
¿El Sol deja de ser Sol, porque las nubes tempestuosas se interponen entre él y la Tierra, dejando a ésta en momentánea penumbra?
El ínclito Manuel González Prada nunca aceptó prebenda, dádiva ni pitanza alguna. Jamás alquiló su austera y batalladora pluma, ni imploró empleo ni mucho menos aceptó servicios vergonzosos. Pobre y anciano sólo aceptó, a mucha instancia, un trabajo donde ejercitar su extraordinaria inteligencia”, señala Manuel Caracciolo Lévano, poniendo énfasis en la labor destacada de González Prada, como ideólogo perspicaz de las corrientes filosóficas que el mundo de ese entonces ya abría nuevas brechas para el entendimiento de la sociedad y de sus instituciones, a la que analizó y juzgó con su verbo incisivo y tenaz, en aras de apostar por una nueva sociedad superior, en la que no podía ser indiferente, porque su compromiso era sobre todo con los derechos de la clase trabajadora.
En estos tiempos de neoliberalismo deshumanizador y de renuncia a los derechos laborales, el líder Manuel Caracciolo Lévano es nuestro modelo a seguir, porque si el pueblo no tiene paradigma, el futuro es más incierto y lejano. Lo contrario al protagonismo es el indiferentismo, y el indiferentismo es renuncia a la vida. Perder las perspectivas de la lucha social es perder casi todo, y esto no puede ni deberá suceder nunca. Así también lo entendemos las clases trabajadoras, incluyendo en ellas las proletarizadas.
La Casa de la Cultura de Lurín rinde un Homenaje a Manuel Caracciolo Lévano como un hijo ilustre que, con su obra y su ejemplo, supo ponerse a la altura de su tiempo, en su lucha por los derechos de los trabajadores y en defensa de la patria en los momentos más difíciles cuando el Perú vivió la infausta guerra del Guano y del Salitre.
Manuel Caracciolo Lévano murió el 10 de junio de 1936 en la ciudad de Lima y sus restos mortales descansan en el Cementerio Presbítero Maestro.








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