SE FUE
ENRIQUE CONGRAINS
Por Mosquera
Nota del Editor.- En Bolivia ha fallecido Enrique Congrains, el literato peruano que junto a escritores como Sebastián Salazar Bondy, Julio Ramón Ribeyro y Oswaldo Reynoso, en la década de los años 50 del siglo XX, hicieron de Lima, sus viejos y nuevos pobladores, el centro de su narrativa, dándole un impulso renovador a la literatura peruana de esos años. Congrains, focalizó su atención en la forzada expansión urbana hacia los extramuros de la vieja ciudad, provocada por una oleada migracional que saturó Lima, provocando una verdadera explosión urbanística de sello andino que está en la base de los ahora florecientes distritos de San Juan de Lurigancho, Comas, Independencia, San Martín de Porras y otros.
Congrains, fotografió narrativamente esa realidad: la lucha por la sobrevivencia de esos hombres y mujeres a los que el capitalismo en su desarrollo desigual e injusto había forzado a abandonar sus lugares de origen, pero a los que la excluyente Lima maltrató en el más amplio sentido de la palabra. Lima, hora cero, uno de sus más celebrados cuentos, revela la viacrucis de los migrantes por hacerse de un lugar donde depositar sus empobrecidades humanidades. La solidaridad de los pobres es insuficiente para hacer frente a los caterpillar de la urbanizadora que está arrasando sus humildes moradas. El ruego a Manco Cápac, en la plaza del mismo nombre, en un mitin de protesta, es conmovedor, pero al mismo tiempo trascendente para el futuro:
"Hermano, no te quedes ahí, tan alto, tan inexpresivo, tan silencioso; baja que te necesitamos, ya no podemos más, somos humanos, a pesar de todo; baja Manco Cápac, y haznos cruzar montañas, llanuras, desiertos, océanos; ¡llévanos victoriosos e invencibles por todo el universo! ¡Resucita, vuélvete carne y hueso, vuélvete Hombre y Dios, ven con tus hermanos pobres, no dejes que seres extraños los pisoteen" (Lima, hora cero, Populibros peruanos, s/f, p. 26).
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La esperanza nos aguarda, pero en un abismo (Benedetti)
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MAESTRA Y MAESTRO EN EL PERÚ
MAESTRA Y MAESTRO EN EL PERÚ
Por Eva Velásquez Lecca
Al finalizar el curso de Lógico Matemático, con el profesor Isidoro Ruiz, guía del Programa de Formación y Capacitación Docente del Ministerio de Educación en la Universidad Nacional Federico Villarreal, tuvimos que presentar un comentario y reflexión sobre un texto de Francisco Ayala: “El Profesor como Persona”.Al inicio pensé: “Más de lo mismo, la misma oratoria y parodia sobre el maestro, ser ejemplo, líder, sano psicológicamente, todo un modelo de vida, casi perfecto y tan cercano a Dios que quizás deberíamos tener alitas escondidas en nuestras chompas de invierno”
Estaba tan cercana a realizar un paro de brazos caídos en mi actual situación de alumna, viviendo ya mis cuatro décadas, contrastando día a día, teoría y vida dentro y fuera de las aulas de la Villarreal, que llegó el primer verso de un poema nuevo para mi segundo libro, esperando ya su vuelo en la editorial de un amigo: “Afuera inerme el mundo con alas lilas surfeando en lo improfundo”
Sin embargo, al escuchar las vivencias y testimonios de mis compañeros de clase, volvió en mí, la fuerza y la fe en mi carrera, elegida por vocación y no descubierta en el camino, y hoy día, llena de luz y nostalgia quisiera expresar la mía:
“Empecé mi carrera de maestra en la Institución Educativa: “Fe y Alegría Nº 14” en Nuevo Chimbote, con las Hermanas Carmelitas Misioneras, en el A.H. 3 de octubre, conocido en esa época, 1990, como zona roja por la delincuencia que allí reinaba.
Al llegar las hermanas me dijeron: “Si tienes vocación de servicio con el pueblo, te quedarás, sino serás una más que emigre hacia la zona urbana buscando solo éxito personal”. Esas palabras están presentes hasta el día de hoy en mi alma, y a veces, me han salvado de caer en el facilismo y demagogia que te ofrecen instituciones supuestamente preocupadas por la educación de los niños y jóvenes, pero, que en el fondo, sólo quieren dinero, dinero y más dinero para saciar su sed de lucro y beneficio personal.
Era un trabajo arduo, los jóvenes en un gran porcentaje integraban pandillas, madres y papas solteros habían en las aulas, alumnos que terminaban la secundaria a los 18 y 20 años.
¿Cómo plasmar tanta teoría en esa genuina realidad?
Allí formé mi Raza de Maestra, en equipo comenzó el trabajo, los textos, contenidos curriculares se adaptaron al contexto socio-cultural de los jóvenes, organizamos talleres de oratoria, teatro, pintura, danza, se crearon los primeros módulos de carpintería y electricidad en el colegio.
Con ayuda de los padres ,se organizó grupos de brigadas para cuidar dentro y fuera del colegio, el respeto a las normas de convivencia establecidas ; así protegíamos a los chicos de posibles ataques de pandillas rivales, sin embargo, algunas veces, no podíamos evitar la violencia de éstas. Pero, no nos desanimamos, buscamos el apoyo de los dirigentes de la zona; sólo así pudimos trabajar comprometidamente por los jóvenes.
Entendimos que el maestro, la maestra, tenía que ubicarse en el mismo contexto de sus alumnos, estar con ellos en sus conflictos y aspiraciones, ser amigo, senda, que los ayude a encontrar su destino, pero con tanta pasión y desprendimiento como si fuéramos, hasta cierto punto, sus padres.
Ahora trabajo en Lima, desde el 2002, y comparo realidades que a pesar del tiempo transcurrido son tan parecidas y más aún coinciden totalmente en la búsqueda de rumbo por parte de los jóvenes. Son más de quince años desde que empecé mi labor de maestra y aún siento ese anhelo en ellos, esto me cuestiona y me genera hasta cierto punto angustia porque la sociedad de los mayores no es capaz de saciar la sed de amor, paz, estabilidad y logro de metas que buscan los jóvenes.
Surgen interrogantes que tengo ya que resolverlas para confirmar en verdad que sí estoy cumpliendo con mi labor de maestra:
¿Qué hago yo para ofrecer una sociedad más justa y solidaria con igualdad de oportunidades a mis educandos?
¿Sólo debo quedarme en aula y trabajar allí, en forma aislada, sin vincularme con las organizaciones gremiales y políticas de izquierda que luchan por alcanzar un gobierno popular y democrático que sirva verdaderamente a los más pobres y en especial a los más jóvenes?
¿Con un presupuesto inferior al 6% en el sector educación, podrá elevarse el nivel y calidad educativa que tanto predica el actual gobierno?
Seguro muchos colegas comentarán: Está bien, esa es la realidad, pero, ¿qué hago yo? , yo simplemente cumplo un programa, dicto clases, paso notas, apruebo y desapruebo, cobro mi sueldo y salgo adelante con mi familia, total los tiempos son tan difíciles y cada uno sobrevive de las formas que aquí encuentra.
Allí está el arduo camino queridos colegas, sólo nuestro corazón y razón, ambos en binomio darán la respuesta exacta. Una respuesta que se necesita ya, con contundencia y decisión, por ser el punto de partida de un verdadero cambio en nuestra sociedad y en su enfoque educativo.
“Sólo así el picaflor, podrá mirar de nuevo al sol, con dignidad y libertad, entre la miel de una mañana”
Feliz Día, Maestras y Maestros del Perú,
Feliz Día, Colegas.
Feliz Día, Compañeros de Lucha.
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