AEPA ESTÁ DE DUELO. EL POETA
CHIMBOTANO JULIO ORBEGOSO, HA PARTIDO
Por Áureo Sotelo Huerta
Si se calla el cantor. Canta Mercedes Sosa.
“Si se calla
el cantor calla la vida/ Porque la vida, la vida misma es todo un canto,
Si se calla
el cantor, muere de espanto/ La esperanza, la luz y la alegría,
Que ha de
ser de la vida si el que canta/ No levanta su voz en las tribunas,
Por el que
sufre, ´por el que no hay,/ Ninguna razón que lo condene a andar sin manta.
Si se calla
el cantor muere la rosa/ De que sirve la rosa sin el canto,
Debe el
canto ser luz sobre los campos / Iluminando siempre a los de abajo”.
JULIO ORBEGOSO, EL GRAN POETA Y AMIGO HA PARTIDO.
El poeta Julio Orbegoso después de 52 años de vivir sentado
en una silla de ruedas, producto de un accidente automovilístico en 1962, el 5
del presente partió al más allá, Había nacido en Otuzco en 1939, pero como todo
provinciano llegó a Chimbote y ese accidente lo dejó parapléjico. De Chimbote
su nuevo lar solía decir: “Chimbote “tierra de horizontes sin límites
y jardín proletario de siempre”. Ya lisiado con un futuro frustrado,
encontró en la poesía, la narrativa y el teatro el consuelo y la esperanza. Otuzco
y Chimbote le dieron sus mejores vivencias
que le permitió enriquecer su talento, como lo hizo Arguedas en “·Zorro de
arriba y zorro de abajo”.
Siguiendo a Cervantes que aconsejaba: “El que lee mucho y viaja mucho,
sabe mucho y conoce mucho”, leía y participaba en las actividades poéticas
del puerto como de su inolvidable “Isla
Blanca” y sus grandes cultores entre ellos: Oscar Colchado, (ganador de tantos premios
nacionales e internacionales), Arsenio e Iván Vásquez, Pietro Luna, (primer
presidente de AEPA y magnífico compositor), Mario Luna, Miguel Rodríguez, Hugo
Vargas, Benigno Araico, Julio Ortega (que ha triunfado en los Estados Unidos). Julio
también integró El Círculo “Bellamar”, el Círcuito Cultural Ferrol y desde 1985
a la AEPA, entre otros, en donde se
formó como literato y enriqueció su talento creador. Desde entonces hasta su
partida su gran amigo y consejero fue el poeta Pisadiablo, quién no solo se
ocupó de su salud sino de sus publicaciones.
SUS PUBLICACIONES.
Julio, ya en 1968 había publicado su Antología poética,
posteriormente su poemario: Cuadros rotos (1971), Playas de náçar y coral: un
canto lírico a Chimbote (2015). En narrativa ha publicado: Brumas sobre el puerto
(1990), Los cutreros (1993) Los zapatos
rotos (1997), En busca de un lugar, cuentos para estudiantes, tomos 1 y 2 (2010), Teatro Infantil, “EMPEZANDO A CAMINAR”, su
primer libro de poesía y teatro infantil ilustrado, que contiene más de 32
obras, publicada en el 2015. Ensayos: Semblanzas porteñas, homenaje al
Centenario de Chimbote (2007) Posee
varios libros inéditos, ésa será la
tarea de la municipalidad del Santa, Otuzco, las universidades del
departamento, AEPA.
Por este maravilloso trabajo recibió numerosos premios, entre ellas: “La medalla de
la ciudad de Chimbote, otorgada por el municipio y otro del Distrito del Nuevo Chimbote. Ha partido dejándonos sus
obras que hablarán por él porque como dice el dicho: “Los hombres pasan, las obras
quedan” y estamos seguros que junto a Carlos Zavaleta, Efraín Rosales,
Rosa Cerna, entre otros, ya estarán organizando un recital para cantarle a Dios cuyos ecos nos llegará a nosotros.
LOS DE AEPA SIEMPRE LO RECORDAREMOS A JULIO.
Pese a sus limitaciones físicas, nunca faltó a los encuentros
organizados por AEPA, desde 1985, en Carhuás. Llegó a Aija en 1992, paseándose por
sus calles empinadas donde a nuestras gallinas tenemos que ponerle mallas para sus
huevos no se vayan al río. Julito recorrió sus mejores lugares turísticos y participó en la programación y en las noches de teatro,
danzas y poesía, él estaba en primera fila en el gran teatro Jacinto Palacios. Cuando
llegaba a Chimbote con el TURP representando a Vallejo, Antúnez o a Encinas,
Julito siempre elegantemente vestido, ocupaba su palco preferencial, mientras
los otros colegas del oficio, veían la TV.
Atravesó la cordillera blanca y llegó a Pomabamba y Piscobamba,
Huari; siempre animando a su AEPA y estuvo en Casma, Caraz, Sihuas, Huarmey, Marca,
Huari, Chiquián, Huaraz. Fue la figura emblemática de AEPA.
ES DE IMAGINARSE LA VIDA QUE LLEVABA, SIN RECURSOS Y LIMITADO
FÍSICAMENTE. Como era un poeta bueno, Dios le dio la mano, porque como decía
Facundo Cabral, “Dios al hombre lo quiere pero al poeta lo ama”.
La iglesia de Chimbote lo apapachó,
por eso él siempre agradeció a los sacerdotes que le extendieron la mano hasta
el final de su existencia. Lo vimos llorar, junto a nosotros, la muerte cruel
de los padres Alessandri Dordi, italiano, Migue Tomaszek y Adan Strzalkoweski,
polacos, asesinados salvajemente por las hordas de SL, con quienes platicaba.
Recordaba al Padre Luis Bambarén cuando le
decía: “En Chimbote el niño es rey/ la niñez y la juventud/siempre son
baluartes/ de vida y esperanza”. Para el Chimbote de sus amores
escribió bellísimos poemas: “Playas que acaricia el alma y la vida / con
ondas azules y traviesas/ gavioteas que dibujan inquietas/ anhelos de vida en
su vuelo… De su amiga la madre
Peggy recordaba: “El dolor de vida comienza / cuando el hombre se va olvidando de ser
niño”.
Y cantó Julio a la grandeza del mar, a su pequeña anchoveta,
a San Pedrito el pescador, su Chimbote Oasis de paz, Caricia de Dios, Caminando
en la nostalgia, Madre tierra y agradeció al
Hotel Casino San Felipe que hizo posible
la publicación de su poemario
“Playas de nácar y coral. Un canto lírico a Chimbote. Editado en el 2015, en
cuya introducción escribió: “Del Perú, tierra milenaria de los incas/
lugar donde palpita el alma americana/
entre montañas, selva y mares/ con un abrazo de paz y armonía llega por
todo el mundo/ nuestro canto de vida y esperanza/ rebosante de amor, amistad y poesía”.
Nuestro mejor homenaje será leer y difundir su legado
literario.
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