Por Raúl Gálvez Cuéllar
Esta novela que la
tuvo Juanito Benavente (El Hombre del Hielo"), guardada más de treinta
años después de haber sido premiada (como lo dice en su Prólogo). fue alentada a publicarse ante una llamada
telefónica desde Rusia cuando en fútbol el Perú concurrió al Mundial, nada
menos que después de 36 años.
En un libro ágil de
comienzo a fin, y en XX Capítulos de escritura lineal y sucesión desplegada, el
Autor se consagra como novelista porque captura al lector desde el inicio
con un Texto social-realista-costumbrista, altamente descriptivo en el que sus
protagonistas viven mil y una peripecias en los parajes de nuestra Sierra
Central y Ceja de Selva. El Narrador muestra impecable estilo literario, en
lenguaje directo, a ratos metafórico y subjetivo, mientras que en algunos
Capítulos aplica el simultaneismo y el flash-back.
Aprovechando el
periodo de las vacaciones escolares, un grupo de amigos adolescentes y vecinos
de los barrios populares de Lima, deciden salir en un viaje de aventura a
Tarma, Chanchamayo y La Merced, donde presuntamente vivía Augusto Artica,
compadre del papá de Fernando -uno de los jóvenes viajeros-.
Seducidos por la
edad y por las leyendas de la Selva, como Tarzán, los peligros de la jungla y
los de sus frondosas imaginaciones, a los imberbes les costó mucho trabajo
convencer a sus padres y obtener el permiso correspondiente.
"CHANCALÍN"
es un libro escrito por el Director de los Viernes Literarios, Primera
Institución Cultural del Perú donde se han presentado centenares de escritores
nacionales y extranjeros, con artistas de otros géneros a lo largo de casi
treinta años ininterrumpidos; razón suficiente para calificar este Texto de
típicamente peruanista porque nos lleva por la Carretera Central hasta La
Oroya, Tarma, Chanchamayo, La Merced y otros pueblos aledaños, cada uno con sus
propias características y costumbres. En efecto, Benavente Díaz distingue la
usanza de los sombreros, por ejemplo, en San Gerónimo, Concepción, Huancayo,
etc etc., detallando que en La Oroya usan sombrero blanco con listón negro
(Pag. 24).
Con aguda
observación y conocimientos de la psicología femenina, Benavente destaca la
elegancia y donaire de nuestras llamas que lucían "preciosos
atuendos como campanillas y castañuelas... de estas llamas de caminar
garboso... que eran la envidia de tantas fulanas quienes imitan su andar
cadencioso" (46).
El largo
peregrinaje de los jóvenes aventureros gira en torno a Chancalín cuyo nombre
era Mariano Canchari Huamán, con doce años de edad y huérfano de padre y madre,
que había sido canjeado por deudas al gamonal a quien servían en el Cusco.
Tuvieron que fugar y ..."lograron vivir juntos, muy juntos a
duras penas donde como un diamante brillaba el amor que se tenían"
(70/71).Chancalín contó que su padre murió en un asiento minero después
de tres años de trabajo, y asimismo su madre "...consumida por
la honda pena"(71). Fue su padre quien le puso ese
sobrenombre porque desde niño fue rebelde como los chancas que otrora
enfrentaron a los ejércitos del Inca. Chancalín desde muy tierno ya era un
errante experto en los secretos de la tierra y de la naturaleza (99).
Los viajeros al no
encontrar en La Merced al compadre del papá de Fernando, se vieron obligados a
buscar trabajo para reunir los costos del regreso a Lima, ya que el poco dinero
que habían llevado lo gastaron desordenadamente en golosinas y otros objetos.
Entonces para no preocupar a sus familias en Lima, les enviaron un telegrama
diciéndoles que todo iba bien. Pero la verdad era triste, porque sin dinero
dormían en los parques y mercados mientras buscaban trabajo, difícil de
conseguir debido a sus apariencias. Finalmente lograron laborar arrancando la
mala hierba porque era el tiempo de los lampeadores (48), trabajo que los
muchachos aceptaron como una diversión al considerarse "hombres del campo".
Por primera vez vieron las lluvias y los relámpagos, acostumbrándose a los
riesgos y peligros como el asedio de mosquitos y zancudos, así como enfrentarse
con arañas, culebras, murciélagos, lagartijas, hormigas, etc.
Este Libro del
Poeta Benavente hay que leerlo dos veces porque es muy entretenido en sus 225
páginas. En el Capítulo XIV nuestro Novelista describe una Fiesta Anual y
Patronal, típica de nuestros pueblos del interior, con Mayordomo, juegos,
bailes y borracheras tradicionales. Otro segmento de este mismo Apartado, es
muy interesante cuando aprovechándose de la miopía de don Alfonso, el comprador
de sus plátanos Isaías Fernández altera los pesos que aparecen en la romana,
pero su estafa fue descubierta por Fernando.
La novela
"CHANCALÍN" me hizo recordar que cuando yo tenía quince años y
cursaba el cuarto de secundaria, escapé de mi casa POR EL MISMO ITINERARIO y
con pocos soles que me obligaron a dormir por varias noches sobre las tuberías
de agua caliente en las Fundiciones de La Oroya donde se juntaban los mendigos.
Entonces caminé decenas de kilómetros hasta que conseguí trabajo "tirando
lampa y pico" en la Carretera Central, llenando volquetes con arena.
Recuerdo como si fuese hoy que una vez los naturales me dijeron "
aquicito nomás", y caminé en la noche por la cordillera bajo
una persistente nevada desde Morococha hasta Yauli. Al oír esa noche desde
lejos los ladridos de perros y divisar una lucecita, me orienté hacia ese punto
de luz que era un farol sostenido por gente del lugar muy bondadosa, que
hablaban Quechua. Ellos me socorrieron mientras seguía nevando: me sirvieron un
rico caldo antes de hacerme dormir sobre los pellejos y me abrigaran con
frazadas hasta las 5am en que reanudé mi caminata. Por estas razones,
"CHANCALÍN" tiene para mí un doble significado: mi admiración al Gran
Escritor y Excelente Amigo Juanito Benavente Díaz; y de otro lado porque
recordé mi aventura acaecida hace setenta años.
Volviendo a esta
trascendental novela de Juanito, hemos visto que sus actores finalmente
lograron reunir el dinero para su retorno a Lima, donde sus padres ya se
preocupaban porque terminaban las vacaciones. Las despedidas previas al viaje
de regreso fueron muy emotivas, entre lágrimas, abrazos e intercambio de
obsequios, donde se pudo observar la riqueza de los recursos literarios del
Autor hasta el fin del Contexto, cuya lectura recomiendo sin reservas.
La Molina, Lima, 30 de marzo de 2019
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