Viernes Literarios

Viernes Literarios
CÉSAR VALLEJO

viernes, 8 de mayo de 2020

PROGRAMA 1285 DE VIERNES LITERARIOS / 8 DE MAYO / 7 P.M.


PROGRAMA 1285 DE VIERNES LITERARIOS.- 8 DE MAYO / 7 P.M./ DESDE EL CENTRO DE OPERACIONES VL (COVIL).- RECITAL POÉTICO CON LOS POETAS PUNEÑOS: BORIS ESPEZÚA SALMÓN, LOLO PALZA VALDIVIA, FERNANDO CHUQUIPIUNTA, LUZ DELIA JUSTO Y HOMENAJE PÓSTUMO AL POETA EFRAÍN MIRANDA LUJÁN.

MÚSICA: SHIRLEY.

CONECTARSE A: http://viernesliterarios.blogspot.com



PROGRAMA 1285 DE VIERNES LITERARIOS / 8 DE MAYO DE 2020.
(CENTRO DE  OPERACIONES DE LIMA-PERÚ)


EMPEZAMOS CON EL PENSAMIENTO DE LA SEMANA:
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“LOS GOLPES DE LA ADVERSIDAD SON MUY AMARGADOS, 
PERO NUNCA SON ESTÉRILES”.
                                                              (Joseph Ernest Renan)

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EL RINCÓN DEL RECUERDO...





PROGRAMA 200 DE VIERNES LITERARIOS.- HOMENAJE Y LAUREL CULTURAL AL GRAN ACTOR NACIONAL LUIS ÁLVAREZ POR SUS 50 AÑOS DE VIDA ARTÍSTICA.



RECITAL POÉTICO

BORIS ESPEZÚA SALMÓN (Juli – Puno)

 

Estudió en la  Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad Nacional “Enrique Guzmán y Valle”, La Cantuta, donde obtuvo el grado de Abogado y Educador; respectivamente. Tiene publicados los siguientes libros: “A través del Ojo de un Hueso” (1988), “Transito de Amautas y otros poemas” (1990), “Alba del Pez Herido” (1998) y “Tiempo del Cernícalo” (2002), “Gamanliel y el oráculo del agua” y “Máscara en el Aire”.

Fue ganador del Premio COPÉ DE ORO de Poesía (2009). Participó en diversos Festivales de Poesía en países como Cuba, Colombia, Chile y México. Laurel Cultural (Viernes Literarios). Actual docente ordinario en la UNA- Puno.




ENTRE EL IZAÑO Y LA TARDE JULEÑA

En memoria de:
María Asunción Galindo y Daniel Espezúa Velazco.

Aquí, en medio de estas pajas silbantes se rompe la sal, frente al lago Wiñaymarka, donde los perros negros hablan con los celajes de Lupakas y Jesuitas, yazgo al lado del Colibrí herido para ahuyentar la muerte que respira en la nuca y en los ojos de la memoria discurre su llanto por las goteras del corazón.

Hay un pájaro dormido en los hombros de aquellos ancestros sin sombras, que nunca perdieron sus nombres y tampoco tuvieron mañanas, sólo ángeles caídos, solo brumas recordadas en frías fogatas en junio, cuando florece la rosa negra.

Aquí, en medio de los siete centros de la tierra, llegas con el agua que está detrás de la noche, con tu ojo grávido de misterios a tu pueblo de Kusillos, para echar una lágrima de cianuro y una mueca para el desconsuelo.

Llegas a la tercera mitad de tú latido entre las piedras indóciles y tu conciencia cartesiana que baja a la punta de los dedos del pie, da tres chasquidos en cruz para arriba y tres chasquidos a la Pachamama para abajo, que hacen el trinomio vertical de la respiración.

La noche se esconde en el ala del silencio y el relámpago cae al centro de la sombra. Al anochecer aparecen las Luciérnagas y en el camino hacen una objeción al tiempo y al espacio.

Zumban y alumbran y desaparecen los segundos y el entorno que te cuadricula. Las flores se cierran y el fuego se guarda. Ese fuego partido tiene una mitad de frío.

Nadie siente sin el otro cuando se desdobla la realidad en tus manos. Nadie cruza sólo los hemisferios lógicos y los ilógicos sin hacer una apacheta en la sonrisa.

Para unir los contrarios, para polarizar lo cohesionado y hacer aleatorio lo único.

Encarnado de espíritu, descreído de belleza, desnudas las verdades en semi verdades, para que las paradojas se estacionen en la certeza.

Ahora sí puedes arrojar tu dolor diverso. Y arrancar de tus raíces la danza que orea en tu piel y tus huesos para endemoniarte en el vacío.

Ahora tus ojos se descubren, como ayer para mañana ser de aire, para vigilar invisible las espigas, el descarne de los resentimientos el desgaste de los sentimientos.

Tocas los sikuris sin su canto, chajchas la coca sin su llucta y camino a Chinchanalave aprisionas el instante en tus ojos para oír tu sangre y morder tu respiro.

Verticalmente, refulge el paisaje para recordarte que eres un fin en ti mismo, que tu dignidad no es una estatua, que tu lloro llora y tu rezo reza y el huevo de tu genitud sostiene la esfera de tu existencia circular.

Y que pluralmente, resuene el brillo de tus tejidos, con caitos de ensueños, colores fecundos de surcos y de solsticios. Soy en ésta roca firme.

Hijo de los cantones y sus escalofríos, ahijado del tormento de la Chinchilla, colindante de los verdes truenos que como látigos electrizados persiguen a las primeras lluvias de agosto.

Soy la media luna en este lago lapislázuli, donde vibra los ajayus de diciembre, y tiemblan los ojos rojos con coágulos de tanto mirarte, de tanto sentirte, Juli, tierra de tarka y de tayacha.

Frótate con sangre reseca de Lagartija, las fisuras de tu historia, las honduras de tu grandeza. Álzate San Bartolomé frente a los malos designios, al costado de Huaylluni y del Sapacollo.

Saca de allí tu suerte enterrada y atiza las espinas que dolientes la cuidaban para la fiesta de exaltación, para la fiesta de resurrección.

Celebra los buenos sembríos visionados donde la naranja lanzada en el Orkofiesta y las flechas cruzadas para esquivar las sequias, aún hacen llagas en el aire.

Ahora, te das la vuelta. Levantas siete hojas de coca challadas con gotas de vino negro, levantas un Escarabajo que delira y una kantuta que suspira, y muerdes una vez más el izaño para despedir la tarde que te ha traído y que hoy te lleva con la brunaluz del equinoccio de setiembre.

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Glosario:
Izaño:        Oca amarilla.
Ajayu:        Espíritu o alma Challa: Rito andino.
Tayacha:   Izaño congelado.
Chajchar:  Mascar coca.
Llucta:       Ceniza de tallo de quinua.



MAGIA NEGRA Y MAGIA BLANCA

Soy el Yatiri
el dueño de la oscuridad
                      y la claridad.
He sido cogido por el rayo
                      que penetró en mi cuerpo
con una venda empapada de luz
                     pude curarme
juntando la culebra macho
                    y la culebra hembra
y hacer nacer una araña
                    con cola dorada
criada en el nido de mi ombligo
                    para curar a la gente.
He sido fumado por mis enemigos
                    para mi mala suerte,
masticando la ceniza endurecida
                    con la coca partida
apretando el rosario con la mano
                    izquierda.

Tengo la intuición a flor de piel
para advertir los lugares buenos o malos
las causas y las consecuencias
los remedios de ojeadas, amarres y
                    maleficios.
Los verdaderos brujos
                    no matan los metales
 no entenebrecen las moradas
cuando las golondrinas se alocan
                    anunciando las tormentas.

Rompen los alambres puados para
                    liberar el camino.
Para echar la mirada hasta el confín
                   de los pasos con luz.
Donde no se come las raíces de las lluvias
porque nos alimenta de esencialidad
y drena incertidumbres y olvidos.
                  Eso es magia blanca.

Es magia negra. Cuando las ropas al revés
son rituadas en los cordeles
                    y golpean el pañuelo
y tu sobrevivencia desfallece ante
                    un mal pan o un cuchillo.

En dos líneas paralelas
la ruta de tus manos se deforman
se cierran con ponzoña los ponientes de
                  tu sangre
                  y te hundes en un hueco
tapado con una piedra oceánica
donde sepultas las raíces de los lluvias.

Una vez que dejas éste mundo
y antes que recibas la extrema unción
todas tus cofradías se reúnen en tu nombre 
eres una rosa hecha de ríos
para que tus restos no sean un bulto más
                  en el umbral del vacío.
Te pintarán el rostro con achiote
te cortarán un mechón de cabello
para guardarlo en una cajita de plata
y creer que te convertirás
                  en moscardón aterciopelado
o en rayo o trueno que traerá nuevas lluvias
con otras raíces que en la muerte
                  de los niños
debe bailarse y reírse
para asegurar la abundancia del maíz.

Está en ti
si quieres con una mesada curarte
para una larga vida
                  o si quieres morirte ya. Total
la magia negra o blanca
                  en ambos casos
desempeña un papel activo
          en beneficio o maleficio de los vivos.

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LOLO PALZA VALDIVIA  (Puno, 1964)


Es Arquitecto. Publicó los siguientes poemarios: Ser Cárdeno, Sub versión o Versión menor de la palabra, Ars Poética, Al pie de los campanarios, Naufragio de Noé, Vida Breve, Travesía Imaginada. Sus poemas pueden leerse en las antologías; tales como, Municipalidad de Paucarpata; Dr. Tito Cáceres Cuadros, Casa Nacional del Poeta. Presidente; José Vargas, Literatura Peruana. Director; José Beltrán Peña, Literatura Arequipeña. Dr. Tito Cáceres Cuadros. Antología Comentada de la Literatura Puneña. Feliciano Padilla Chalco, Poesía viva del Perú. Raúl Bañuelos, 10 Años de Literatura Puneña. Jorge Flórez Áybar, Antología de la Poesía Arequipeña 1950-2000; Dr. Tito Cáceres Cuadros. Aquí no falta nadie. Walter Bedregal, Biblioteca Juvenil Arequipa y 30 Voces contemporáneas en la Poesía Puneña.

AL PIE DE LOS CAMPANARIOS
“Yo creo que del agua nacen los dioses
                        para fundar los imperios”

A las piedras, Yo.
Corriendo por las cordilleras en el viento.
El canto del corno hablándome desde el fondo de la tarde.

Ahora que el paisaje se pasea por mis ojos,
Ya no se oye el murmullo de las aguas.
El río está vacío y solitario, como la fría ventisca que serpentea mis huesos.

Mi madre está cansada.
Las flores del campo mueren entregando su perfume al sol.

Pacha Mama
Tú que lloras al pié de los Apus y sangras por los ríos plañideros y nocturnos,
Haz que los pájaros canten cada vez que te iluminan los relámpagos.

Demasiada paciencia hay en tu seno, demasiado amor en el surco.

Más de quinientos años de luchas y conquistas, y la piedra conservando su fulgor de siglos.
Estremécete al ver mis hombros desnudos sobre el país de tierra.
Cantarán los ponchos al viento. Saltarán los colores bajo al sol entre las nubes.

No he visto otras manos tan ocres y tan tiernas.
Porque de ella es que venimos y a ella regresamos, ya sin dolor,
Cuando muy cerca se dibuje nuestra sonrisa, después de la lluvia.

La luna clara jugando con el agua. El sol alargado sobre las piedras.

De nuevo a nuestras fiestas. De nuevo a nuestros campos.
Nunca más, al pie de los campanarios.




HOMBRES Y PUEBLOS

Mi pueblo pequeño, Como ropa amontonada a orillas de un río.

Callecitas empedradas en el tiempo.
Espejitos de agua después de las lluvias.
Banderitas pintadas sobre las paredes.
Flores amarillas para el carnaval.

Mi pueblo pequeño, acariciado por el terciopelo azul del cielo.
Con sus ojos perdidos en lontananza.

Mi pueblo pequeño, de atardeceres multicolores -portones y zaguanes-
Fiesta de trueno y relámpago.
Tejados besando amorosamente a la lluvia.

Noches silenciosas –solitarias- repartidas entre cumbre y cumbre.
Dejando caer oscuros misterios sobre sus pálidos sueños.

Mi pueblo pequeño, alargado por amor a la luna.
Acariciando la escarcha de sus lágrimas, cuando el sol viene a besar muy temprano
su ceja congelada.

Piedra sobre piedra -como ruinas humeantes-
Dejando volar -como el humo- su hálito de vida.

Hombres y pueblos.

Un diluvio de rostros milenarios
Bailando sobre el barro
La paja
O la arcilla.




HIJOS DEL SOL

Con su ala tibia viene la mañana,
A despejar las sombras del frío.

Triste la pampa.
Gruesa la bayeta.
Puro el invierno.

Despierto desde mi casa profunda,
Desde lo seco del olvido.
Y señoreo sobre la tierra inhóspita.

Voy lejos de los caminos.
Los pajarillos clamorean la madrugada.

Sobre el campo,
El sol apenas deja pasar un poco de sus ganas entre las nubes

Y una bandera Arco Iris ondula sobre el río y el pajonal.

Trepo las colinas, por los caminos de piedra
Que están hechos para los dioses.

También yo soy un hijo del sol.

Corono la más alta cumbre, hundo el Warayoc y grito.
Grito desde esta piedra, hasta más allá del orbe.
Mi silencio milenario hará romper las barreras de tu corazón.

Luego sin lágrimas, giro alrededor de mí mismo.
Observo todo lo que me pertenece
Por la divina gracia del agua, el aire, la luna y el sol.

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FERNANDO CHUQUIPIUNTA MACHACA  (Huancané - Puno)



Es Coordinador General de Wiñaymarka Editores. Estudió Comunicación en el Instituto de Educación Superior Pedagógico Público de Huancané. Fue ganador del Premio “Libro de Oro” 2018 de la Casa del Poeta Peruano de Juliaca.

Tiene en su haber La pipa sinfónica, La crestomatía del tío arcaico y sus textos literarios, Brío del trovador, Monólogo del aedo y 30 voces contemporáneas en la poesía puneña. Está por publicar 20 copos de nieve y un lienzo azul. Es uno de los impulsores de la creación de la Biblioteca Municipal de Moho.

Ha sido colaborador en las páginas culturales del diario Correo (Puno), Sin Fronteras (Puno) y Los Andes (Puno), también ha realizado eventos literarios que nos mantiene presente los valores culturales de un pueblo que no ha dejado de sembrar, cultivar y cosechar intelectuales para orgullo del Perú.




CONDESA DE VALLADOLID-ESPAÑA

Se arregló su cabellera de ciprés.
Se deslizó
con el viento imponente,
el mar de colores
retocó su rostro inocente.

Vio las manecillas del reloj,
dibujó las estrellas fulgurantes del cielo,
las guardó en su aguayo multicolor,
de aquel 25 de abril.

Se quedó convencida
de los pies del río,
del espejo del agua,
de los balseros del Titicaca,
que son como las
fuentes inagotables
de las náyades.

Se quedó persuadida
porque sus manitas acicaladas
surcaron los rosedales
y los maizales de Paris.

Se deslumbró
la condesa de Valladolid-España
porque una rosa durmió
en las orillas de sus labios.




ETERNIDAD

Suelo contemplar las noches lúgubres,
enalteciendo el rostro
sublime de mi padre,
imaginando que las balsas de totora
danzan sobre las nubes iridiscentes.

Él se fue al más allá
del común denominador,
los canarios sollozaron en demasía,
las constelaciones se desmoronaron por doquier,
 la vía láctea escribió su nombre
en el mapa de los sueños.

La luna ha enviado una carta de esperanza,
lo recepcioné en la Isla de los Uros,
diciéndome que había llegado el plenilunio
con un piano del último adiós,
invadiendo mi corazón de tristeza.

Quiero ocultarme detrás de los espejos invisibles
para consolar mí profundo dolor.
Quiero estar detrás de las parquedades glaciales
para recibir el último adiós.




LOA AL NACIMIENTO DE ANTENOR SAMANIEGO

Entre el rótulo de la esfinge
y la bahía del dolor
se condensa la limpidez
de las aguas mansas.

En la sierra central de Sicaya
bulle el teatro de la nostalgia
junto a las canciones jubilares
de la oración y la blasfemia.

Antenor Samaniego
evoco tu nombre
en el mar de la intensidad
donde navegan los yaravíes
al filo de la luna llena.

Las hieráticas manos
escriben el fuego lacerante
de tu corazón, redoblando
el pasado y el presente
en la morfología del tiempo.

Antenor Samaniego
¡Siempre pescaré luceros en tu nombre!
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LUZ DELIA JUSTO PINTO  (Moho - Puno)


Es Médica Cirujana egresada de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. Fue nombrada como “Embajadora del arte y la cultura Juliaqueña”, Gerente General de Wiñaymarka Editores.
Ganó el Primer Lugar del VIII Concurso de Poesía “Libro de Oro 2019”, de la Casa del Poeta Peruano. Fue una de las galardonadas del XXV Concurso de Poesía del Certamen Nacional Cultural del Colegio Médico del Perú 2019. Recibió el Galardón Internacional “Cristo de la Concordia” Cochabamba-Bolivia 2020.
Ha publicado los siguientes libros: “Manual en Aymara: Elaboración de la historia clínica” y “Ápex poético”. Sus poemas se encuentran en las antologías poéticas, tales como: “30 Voces contemporáneas en la poesía puneña”, “El mar no cesa. Muestra de poesía peruana”, “Poemas de abril”, “Amor libre”, “Primavera de versos”, “Noche de versos”; en las revista Andina de Cultura “Sieteculebras”, “Brisas del Titicaca”. Seleccionada en la Antología Mundial de Poesía “100 Mujeres Poetas”. Antología de amor por América, España e Indonesia “La belleza del amor”, en la Revista Cultural “Caras de Latinoamérica”.
Ha organizado eventos significativos en la región de Puno. Impulsora de la creación de la Biblioteca Municipal de Moho. Es una renombrada poeta aymara de la generación del post 2000.


AEDA DEL PETRICOR DE LAS COLINAS

Soy la mística mujer de barro,
de los Apus tutelares,
rapsoda de las pakarinas y los puquios de vida,
las espigas y el sankayo
crecen en mis arterias bucólicas,
manantiales de versos
adornan
mis enaguas de bayeta,
la escarcha de la helada
peinan mis cabellos de ciprés,
el bálsamo de los primeros tubérculos escarbados
recorren los andenes de mi cuello de vicuña.

Una lliclla mansa, entrecruza mis hombros de suri,
la mascaypacha subversiva
cuida de mi idioma
peinando las vocales de mi estro poético
en una modesta madera de eucalipto que danza.
Y la acrobacia de los cóndores celebran airosos
el hálito fecundo de Rita Puma que germina de mis labios.




LA PACHAMAMA

Te he sentido
l
l
o
r
a
r
en tus cauces disecados,
el holograma
de los chinchilicos
e s c a p a n
a los ríos,
apuñalando tus entrañas
y la efusión del
f
l
u
j
o
uterino
de tus andenes,
lapida el labrantío
y asfixia mis pulmones.
Me arrodillo
aterrorizada
en tu regazo de quina
d
e
s
g
a
r
r
a
n
d
o
mi laringe de prosa,
cubro tus llagas
con mi pañuelo de protesta
y en los puntos cardinales de los riachuelos
junto a mis aliados,
codo a codo, sin trémula
aboliremos
el cataclismo del relave minero,
para recuperar tu fecunda homeostasis.




CANTUTA DE PRIMOR

En las aristas del lago Titikaka
emerge la legitima cantuta de enero
pincelando con sus colores señeros
los caudales de amor de la maskaypacha.

Sus ojos bellos cual cielo de noche de abril
embelesan las pakarinas de aquel labio carmesí;
mientras que los apus silentes por un beso aymara
musitan mudos, en los brazos de la alborada.

El viento revolotea sus inquietos cabellos
junto a sus preciosas trenzas de carbón
cubriendo sus sonrojadas mejillas de arrebol
que danza con la melodía de su fecunda voz.

Soy Kusi Quyllur, Afrodita, Helena y Dulcinea
que anhela el suspiro de Don Quijote, Becker y Melgar;
mi universo erótico danza en una burbuja de ilusión
y la pléyade de mi verso ansía ver la cantuta de primor.

La cantuta de primor, que embelesa el primer rayo de sol,
que seduce los ojos de una musa incrédula al amor,
que brinca su aroma por las sendas del jardín del altiplano
y vislumbra su color en las manos de un doncel enamorado.
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HOMENAJE  PÓSTUMO AL POETA PUNEÑO
EFRAÍN MIRANDA







Efraín Miranda Luján (Puno, 1925 - Arequipa 2015). Poeta, una de las voces más importantes de la poesía peruana y latinoamericana del siglo XX. Su trabajo poético se hizo con el pausado rigor de la poesía. Con la publicación de Muerte Cercana (1954) aparece en la escena literaria de la década del 50.  Durante un prolongado y provechoso silencio, signado por su experiencia en la comunidad de altura Jacha-Huinchoca de Puno, llegará con Choza (1978), definitivo libro que renueva la tradición poética. Poemario con el que, la voz indígena coge la palabra –ahora escrita– para expresar el mundo andino y erigirse como la contracultura.  Vida (1980) nos acerca al indígena que transita por espacios distantes de su comarca y Padre Sol (1998) nos aproxima al mundo de los dioses locales.
EQ

Soi una indiecita escolar. Me reconoces;
mi retrato está en folios de grandes libros;
retratada con polleras o con “uniforme”.

Me pongo de cabeza y el cielo está abajo
y la tierra queda arriba; así no es mi mundo;
me pongo de pies:
el cielo regresa arriba
y la tierra para abajo; el mundo comienza en mis pies,
este es mi mundo.
El mundo comienza en mis huesos,
en los truenos que respiro, en las cordilleras que empuño
y hago una madeja para tener mi imago mundi.

Mis trenzas hacen camino a la casa—, en los folios
te informaste que se destechan sacándole un palo;—
mi abuelito me dice pariguana
porque aprendo a dormir sin cerrar los ojos;
mi tío no sabe ni firmar
y mi tío materno tiene primaria
me riñe que acaso por eso come más.

Los vidrios de la Escuela
desvían el Sol hasta mi patio distante;
la Escuela es la casa más grande de todo;
le he dicho a mi padre que compre una carpeta para nosotros.

Frente a la pizarra se me adelanta una niña blanca,
a ella es a quien educa el Maestro.
Lloro porque soi india y tengo una niña blanca
que el Maestro ha creado dentro de mí;
esta niña no me puede;
el Maestro le da fuerzas y sustento
el Maestro tiene grandes métodos para esa niña.
El Maestro se olvida de mí, de todos los alumnos
y dice que para los indios no se ha inventado nada.

A ratos me confunde: me convierte en ella
o ella en mí;
cuando no me habla el profesor, desaparece;
en cada diciembre muere y cada abril resucita.
Al concluir mis estudios se extinguirá
en la parcialidad.




MY

La capital del Tiahuanaco fue Tiahuanaco,
la capital del Tahuantinsuyo fue el Cusco
la capital del coloniaje fue Lima.
la capital de la república es Lima.
Ni los virreyes ni los presidentes
hicieron mudanza descentralista.

Quien domina el Perú, ¿domina Lima?
quien domina a Lima, ¿domina al Perú?
¿Es Lima el estómago del país?
¿Es Lima la sangre de la república?
El cerebro del Estado, ¿es Lima?
El cuerpo del territorio, ¿es Lima?
¿Es Lima el mundo sensible de la nación?
¿Es Lima la riqueza subjetiva de la patria?
¿Es Lima la entrada a lo racional
o la salida de lo irracional?
¿Es Lima el conflicto de las complicaciones individuales
o es la confusión de los enredos sociales?

Lima, los basamentos de la movilidad social;
Lima, la cúspide de los contactos simbólicos;
Lima, la descontrolada, la cosmopolita,
la del neutralismo, la ambigüedad…




6

            Las niñas con voz de abuelas hipertensas,
las futuras madres con proceso de criaturas nonatas,
las célibes con lamento de madres solteras,
los ancianos con ronquidos de niños desvalidos
sobre la planicie del cerro, demandan:
¡Compasión; Señor!
¡Piedad; Señor!
¡Misericordia; Señor!
¡Lluvia, lluvia, Señor!

            La protección —nosotros— de los dioses semiasfixiados
llega a su término.
El alegre y diáfano columpiar que fue de la Tierra
es ahora dentro de una bolsa fétida de hollines

La legalidad y legitimidad de las lluvias
han sido vulnerables por la locura,
vanidosa e imprudente de esta civilización.

Se han derogado los derechos de la nube y del viento;
se ha descodificado la justicia del clima;
se ha bombardeado la organización del espacio.
Los alboreos y ocasos creaban estados sublimes;
los de ahora provocan ánimo malsano e impulsos agresivos.
La atmósfera fue autosuficiente de recursos propios,
reprendía al calor y castigaba al frío.
Las lluvias pasadas eran inodoras y traslúcidas,
las de ahora son mefíticas, manchadas.




34

            Nuestras capturadas almas
flamean mártires en la punta de encendidas espadas,
esgrimidas por arcángeles y santos.
          
Son modelos de armas antiquísimas, antes de la humanidad;
y, en nuestro caso, antes del fuego del infierno;
hechas a golpe en las factorías de Luzbel, en épocas
de mutua amistad y confianza con Jehová.
          
San Gabriel, San Miguel, San Santiago, San Jorge…
espadachines diestros e invencibles
con San Bartolomé y su cuchillo,
presentes a la vanguardia de los combates contra nosotros
indios con flechas, maqanas, hondas.
          
Los reconocemos en los altares,
en las festividades patronales calendarizadas.
Y, a pesar de ser enemigos divinos nuestros, ¿cómo es
que nos han obligado a venerarlos
si participaron directamente en el despojo sangriento
de nuestro Tawantinsuyo?
          
Todo comenzó con el tráfico de alcohol desde la península;
induciéndonos a la violencia, al sexo, la gresca, el crimen.
La clase virreinal y la comunidad católica aplaudieron, (todavía, lo
hacen); y califican de Buen Año a más de dos
muertos. Y argumentan la creencia de Mal Año,
en caso de no producirse crímenes.

            Y, en los costumbrismos orgiásticos,
han aparecido santos y santas insinuadoras del folclore,
la dipsomanía, las crisis hogareñas, los pleitos, etc.




90

            En era de los dioses descansando,
aprovechan las naciones para salir de fronteras
y sangrar a la siguiente, en carnicería de guerra,
cada vez más interesantes, por estrenar novísimas armas.
          
Los medios violentos seleccionados valen por sí mismos.
Para los dioses, ello es recurrencia prearcaica.
En tales épocas los hacían intervenir a la fuerza. Hoy,
las doctrinas de belicosidad han cambiado. Los dioses,
se mantienen al margen distrayéndose con sacudidas
a mantos tectónicos, propagando epidemias, repartiendo calamidades.

            Los pueblos, despavoridos, se apretujan ante los altares:
—«Buda; conmiseración».
—«Krishna; piedad».
—«Dios; ampáranos».
—«Aláh; perdón».

—«¿Ven? Nada mejor para los tontos que las guerras y los desastres»
—«¡Que se frieguen. Harto les costará el haberse olvidado de nosotros!»
—«Mírenlos. Cómo se estrujan, ahora, ante los altares nuestros».
—«Plagas, hambrunas, miserias. Vale la pena prolongarlas… ¿No?».
          
Birakocha, irá a las culturas; siempre y cuando
e inicialmente, sus dioses inicien un período de purificación.
          
Birakocha no es ególatra.
¿Para qué naciones que lo adoren, vanamente?
Birakocha es un creyente.
Cree en la relación, fidelidad-confianza
que enlaza una persona a otra,
individuos a otros,
entre semejantes. Birakocha, nunca fue límite.
Birakocha, fundó el parentesco supremo no sanguíneo: fraternidad.
Propició y reconoció el nexo supremo: mancomunidad.
Birakocha, es el inmediato vínculo: sociedad-naciones;
Birakocha, es el Cosmos, el aguacero y el fructiferar
de analogías indestructibles:
Humanidad –Tierra–Cosmos.


XI COLOQUIO LITERARIO DE ESCRITORES PUNEÑOS EN EL SIGLO XXI 
EN HOMENAJE AL POETA EFRAÍN MIRANDA LUJÁN

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JUSTICIA POÉTICA EN CHOZA DE EFRAÍN MIRANDA.

                                                                                   Por Boris Espezúa Salmón.

Efraín Miranda, será homenajeado en Lima y en algunas ciudades del sur del País en un evento que le prepara La Universidad Nacional Mayor de San Marcos sobre su obra, y que será replicado en Puno por el Grupo Sur de Escritores y Artistas, en los próximos días a donde deberemos de concurrir los amantes de la buena literatura, es por ello que merece nuestra atención de manera sucinta en esta oportunidad para que podamos acercarnos a conocer y reconocer su obra de un modo más exacto y a la vez vivificante de mensaje como una de las grandes obras singulares de los últimos tiempos en el Perú, la intención en esta nota es hacer relevante el aporte sobre justicia poética que plantea Miranda en su obra poética. En su poemario fundamental Choza (1978)plantea como eje central temático una justicia social adherente al hombre andino. En “choza” expresa: “El Estado no puede domesticarme / con ordenamientos jurídicos propios de su clase / Dispongo, elijo, practico normas inherentes a mi pasado / y no el caos forense impuesto por el terrible poder /. El Estado está organizado arriba / invisible, temido, triunfante / lejos de mis sociedad natural / Nos gobierna con sutilidad de manos intangibles / con técnicas ingeniosas de zorros que acechan, sentimos a cada rato la caída fragmentaria / de códigos, cárceles, policías, jueces, abogados / tal si fuera posible armarse un nefasto rompecabezas / entre los cerros y las pampas”. En estos versos se hace una clara alusión política en contra del Estado por parte de aquel que le es ajeno, engañador, contrario y obstaculizante. El Estado es ajeno al habitat del hombre andino que siempre está al margen del mismo. El hombre andino reclama y quiere otra justicia que se refleja en este poema. La justicia poética no es lo arbitrario, no es lo antojadizo, lo emocional, ni la terquedad; es el ojo que penetra en las profundidades de las grandes desigualdades. La justicia poética no está en las cosas, no es un ser en sí, algo ontológico, formal, subjetivo; es un actuar de las personas, algo que está interpretando o conformando, buscando un sentido que armonice con las complejidades humanas, históricas, sociales, políticas. No es algo académico, o exclusivamente científico, ni un discurso jurídico con fuerza simbólica; es una decisión de las personas, en la dirección del conocimiento comprensivo con evaluaciones humanistas, vinculado a la ética y la política interesadas en un vivir con calidad y menos miserias.  

               En otro poema Efraín Miranda, expresará este lastre que llevamos los peruanos como signo inconfundible, que es el racismo, al que Gonzalo Portocarrero llamaba racismo emocional asociado al racismo ideológico. El Poeta, asumiendo la voz de otros como él, escribe : “Quiero suplantar a un niño blanco / regresar yo, a su casa; / tener todo lo que él tiene / comer lo que él come/recibir lo que él recibe / pertenecer a su clase / y pensar lo que él piensa. / Sabe que quiero ser igual a él / y me retiene en la oscuridad / se esfuerza para que de aquí yo no salga / me ata de pies y manos / Amenazándome con el gobierno / cierra las puertas / desvía mis caminos”. En este poema Miranda es más expresivo para revelar, desde la posición de un niño que no es blanco, el deseo de querer ser blanco como sinónimo de bienestar. El “blanquearse” es también desde los afectados por el racismo una posibilidad de salir de su marginación, y una posibilidad de ascender de status. Obviamente hay, en este poema, una marcada relación de clase cuando señala que el niño desea pertenecer a la clase del blanco. En la actualidad en nuestro país está en debate las mutaciones que puede tener el racismo desde la etnia, clase o cultura. Finalmente el poema relaciona al blanco con el Gobierno; en otras palabras, vivimos gobernados por los blancos y por ellos estamos en la oscuridad. La justicia poética de Miranda es un camino sin fragmentaciones con una línea de rumbo de profundos surcos humanos trazada conjuntamente con la dicotomía del blanco, el negro y el cholo. El poeta no sustenta una justicia fuera de nuestra realidad, fuera de lo humano. Por lo que la justicia poética tiene que ver con los seres humanos. Ante las situaciones límites del existir, el carácter inacabado del mundo, la destrucción de las culturas, la debilidad, la impotencia, el hambre, la enfermedad, las grandes desigualdades, los seres humanos se buscan para comunicarse y vivir en comunidad. La apuesta de Miranda en materia de justicia poética es el hombre. 

 ¿Qué es entonces la justicia? La respuesta solo es posible en un discurso de múltiples participantes, en una comunidad de comunicación, en diálogo permanente que vierte claridad sobre la condición humana desde criterios y contenidos históricos, materiales y concretos. La respuesta va más allá de las simples estructuras abstractas y vacías instauradas por una racionalidad que se agota en los juegos intelectuales lingüísticos y formales. El contenido de justicia poética es el hombre: la preocupación por el hombre, o por la vida con calidad en todas sus formas.

Por la década del 80, un grupo de amigos que pergeñaban germinalmente el trabajo poético en la ciudad de Puno, le hicimos tres preguntas a Efraín Miranda, una de ellas era:

¿Por qué se creía indio, sin serlo? Y él nos respondió, si lo soy, y a partir de asumir este convencimiento, si puedo hablar de lo indio. La sencillez de sus respuestas como de su vida misma, la amplitud y generosidad de llevar una vida austera y a la vez enriquecedora fueron lecciones fundamentales para un iniciado en poesía. Años más tarde reconoceríamos en él una auténtica vocación de maestro y de poeta que es muy difícil de ser comprendida sino es a partir de su admirable paciencia y su afición por la música clásica que ejecutaba en su siempre sobria guitarra y por su gusto por lo diminuto o pequeño cuando nos mostraba formas de botones, anillos, huayruros tallados, en cuya particularidad expresaba también su universalidad.      
 
Muchas cosas se podrán decir de la poesía de Efraín Miranda, sin embargo, se trata de reconocer al hombre que transmutó y evolucionó desde su vida de habitaciones y patios de una niñez citadina, hacia la forja de una personalidad integrada a los parajes agrestes de las alturas de la sierra puneña, integrada al ojo genésico del altiplano y a la mirada firme y bronca de todo hombre andino. La simbiosis que se produjo con Efraín Miranda ha servido para que en su poesía exprese una sensibilidad humana que sólo puede ser apreciada desde una justicia poética, una racionalidad del pensamiento andino en forma auténtica. Este poeta es un referente imprescindible y muy actual en estos tiempos de globalización para reforzar las voces resistentes de las marginalidades. Miranda supo plantearse a través de su poesía unidades referenciales que denotan variadas experiencias y pensamientos del hombre andino. El uso de nombres, de objetos y lugares expresan más allá de lo que se designa una palabra, una acción, no restrictiva sino extensiva que de hecho alude a un movimiento o una experiencia. Las palabras son la vida y los acontecimientos. Así, por ejemplo, Amancio Chávez dice que al nombrar Chakinaani que: “expresa camino para una sola persona por la herradura”, la palabra es signo de acción y pensamiento. Cada espacio es un abanico de posibilidades semánticas. El hombre andino tiene una visión vitalizante de su entorno. La cultura andina no sólo es politeísta sino panteísta. Por eso concluyentemente la racionalidad andina está basada en la holística, que reconoce todo cuanto existe y forma parte de la experiencia humana como fuente de vida articulando al hombre a través del diálogo permanente. Efraín Miranda es el poeta del desarraigo y a la vez del arraigo, de los extremos que puede expresar dos culturas occidental y andina, pero, sobre todo es el poeta de la interculturalidad porque transita en forma equivalente, entre aceptarse y reconocerse producto de ambas racionalidades. Su poesía está adscrita a lo andino como un musgo fértil ante una piedra infinita. La apuesta por la justicia poética, son alegatos por un cambio de rumbo en los ejes que mueven las ideologías, las conductas y por lo tanto las diferencias, en ese torbellino la poesía de Miranda, se planta como una estaca inamovible para recordarnos que existe el ser humano, como centro y razón de ser de todo lo existente, y que hay que volver a él para volver a sentir las formas de justicia que nunca debieron haberse enturbiado.
 
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[1] Miranda Efraín. Choza. Edit Humboldt Lima. 1978. Pág. 33
[2] Miranda. Op. Cit. Pág.43.

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EFRAÍN MIRANDA, EN SU ÚLTIMA CHOZA

Por Christian Reynoso

Efraín Miranda Luján, el poeta puneño más importante después de Carlos Oquendo de Amat, ha fallecido la madrugada del viernes 10 de abril en Arequipa, debido a la quebrantada salud que tenía desde finales de los años noventa, motivo por el que decidió irse a vivir a esta ciudad: solo, con su poesía y sus libros.

Miranda, llamado el "Poeta indio", publicó los libros Muerte cercana (1954), Choza (1978), Vida (1980) y Padre Sol (1998). Choza ha sido el más celebrado y conocido y el que ha marcado un hito en la tradición de la poesía peruana y en la misma obra de Miranda, ya que definió el corpus de su poética: la expresión de la esencia y sabiduría del indio y su entorno, en términos estéticos y acaso políticos. Ernesto More en el prólogo de este libro dijo que su poesía no era "producto de la simpatía o amor al indio", sino "la respiración misma del indio. ¡Y qué respiración!".

Pero tal vez por ello Miranda siempre fue un poeta marginal, con una obra muy poco leída, más allá de la ciudad letrada. Es recién en los últimos diez años que el interés académico, sobre todo en algunas universidades de Lima, empieza a prestarle atención a su poesía, aunque todavía falte dar la debida difusión a su obra. No obstante, hay algunos estudios e incluso traducciones, que han sido recogidos con acierto en el libro ¡Soi indio!, editado por Espino, Mamani y Gonzales, docentes de San Marcos.

Efraín Miranda nació en Puno en 1925. En 1948-50, en Arequipa, conformó el grupo literario Abemur junto a Oswaldo Reynoso y Aníbal Portocarrero. Miranda les hizo leer a Rilke. En 1953, llegó por primera vez a Lima, donde publicó, al año siguiente, su primer libro Muerte cercana, gracias a las diligencias de Augusto Salazar Bondy, quien en el prólogo del libro dice que estos poemas "anuncian a un creador hondo en la inspiración y excelente en la expresión".

A comienzos de la década del 60, Miranda regresó a Puno para trabajar como profesor de una escuela rural en la comunidad de Jacha Huinchoca, al sur de la capital. Es en este lugar donde establece contacto con la realidad y el hombre del campo; fascinado por ello, decide quedarse a vivir allí por más de quince años. Esta experiencia, más la cultura universal que adquirió a través del aprendizaje autodidacta, le sirvió para construir y nutrir su poesía.

En una entrevista me refirió: "Todo ese contacto que tuve con los indios en la comunidad cambió por completo mi cultura y mi forma de percibir la vida y el universo… era otra sociedad, otra realidad y yo me fui adaptando a ella". En el año 2003, me contó que estaba escribiendo una novela de tinte autobiográfico, sobre la vida de un profesor en el campo. En el año 2008, me enseñó los manuscritos de un nuevo libro de poesía enfocado en el tema de la relación amor-máquina. Pero ninguno de estos dos libros ha salido a la luz por diversas razones, entre ellas, el posible robo de una parte de los manuscritos, la reticencia de Miranda a entregar su obra a terceras personas para concretar una publicación, o el impedimento físico y económico para hacer él mismo las gestiones de publicar, como acostumbró con sus libros anteriores. Ahora que ha muerto, alguien deberá tomar una decisión.
La soledad y la enfermedad fueron las preocupaciones que ocuparon la vida de Miranda en los últimos años. Solo tuvo la compañía de algunos familiares y amigos que eventualmente lo visitaban. Tal vez sea justo despedirlo con estos versos de Muerte cercana: "Enfermo en la tierra / deseo vivir en el agua".
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EFRAÍN MIRANDA: UNA POESÍA PROTO-ANDINA
COMO REVELACIÓN DE LA REALIDAD HISTÓRICA*

Por Armando Arteaga

La ubicuidad y la procedencia originaria de la poesía de Efraín Miranda Luján se la han disputado con equidad dos regiones sureñas del país: Puno y Arequipa. Incluso sus poemas están antologados desde hace un buen tiempo, en “Antología de la Poesía Puneña” de Samuel Frisancho (1976), y en “La poesía de Arequipa en el Siglo XX” (1990). Sin embargo, esta disquisición cultural en torno a Miranda no es solo por la prosapia de su originalidad, sino además por la prosperidad de la ocupación espacial de su experiencia literaria y por el lado vivencial de su prono “indigenismo”, siempre profusa esta experiencia hacia una visión tawantinsuyana, y siempre proteica hacia la protesta reveladora del mundo andino.

En realidad, el poeta Efraín Miranda Luján nació en la hacienda Condoraqui, en la parte alta de Cojata, provincia de Huancané, en esa meseta altiplánica helada, pegada a la frontera de Bolivia, y modulada en una mixtura de colores, mística y tramontana. Es además el penúltimo hijo de una numerosa familia que pasó su niñez en Azángaro. Al respecto, Samuel Frisancho ha señalado que la infancia del poeta fue triste, severa y transcurrida en soledad, por lo que desde niño aprendió a habitar entre el sonido mágico de las zampoñas y las pictóricas imágenes de los páramos aimaras, entre las arengas de los ocasionales yanavicos y el movimiento juguetón de las vizcachas o, incluso, el paso solitario del respetado puma, mirando escenarios donde crece la queñua, el kishuar, la yareta, el ichu, el iro, la huailla, la kausilla, la kajlla, la altea y grandes variedades de cactus. Precisamente, en los parajes de Huancané y Azángaro donde pasó su niñez el poeta Efraín Miranda siempre se cosechan papas amargas, cañihua y cebada.  No son sitios sombríos ni áridos, al contrario, son lugares miríficos, llenos de sorpresas geológicas y de flores llenas de raros colores, que más tarde van aparecer telúricamente en su poesía.

De niño, nuestro poeta, pasó jugando su soledad en los aposentos de los dos cementerios de Azángaro: uno nuevo y otro viejo. En ese entonces, el niño Miranda creía que los muertos eran gente que se las pasaba durmiendo toda la vida y por eso interrumpía esos sueños de sus vecinos eternos —con su presencia infantil embarazosa y juguetona— en esa vivencia pueblerina, impresionante y surrealista.  Esa primera influencia, dictada por la naturaleza de las cosas y la metafísica humana de su pueblo en Azángaro, lo conducirá a escribir posteriormente su primer poemario titulado Muerte Cercana (1952). Precisamente, en esta publicación se encuentra el poema “Cuando un niño…”, en donde el poeta evoca su infancia bajo la expresión de una pasión sombría, al interior de un cautiverio triste enclaustrado en los pesados y fríos muros de los años. 

Lo mejor de este libro, que en lo personal me ha interesado, es el poema “Desgajo de unas pocas espigas…”, donde la naturaleza es la consejera sabia de la expresión de las cosas, la madre que dicta la poesía terrenal.

La muerte es otro de los temas garbosos de Muerte Cercana. En tal sentido, es notable destacar el poema “Muerte”, pues en este el yo poético se extasía en el desinteresado dilema de observar al mundo tornarse vacío, desimaginando la vida como una cosa donde el ser se debate en un forcejear entre lo foráneo y lo nativo, entre el mundo de lo interior y lo exterior:

MUERTE
Muerte, lo sé, estás allí, atenta, vigilas.
Otras veces te presentabas como una cosa entre las cosas
y yo en silencio bebía las largas horas
que hasta ti llevaban.
Oh, si siempre te acercas a ese modo:
que mis honduras no me conmuevan
cuando tus superficies se muevan;
ocurre, entonces, que la voluntad ya no es mía
y al llamado de mis fuerzas, éstas huyen
como refugiadas en espanto;
los días vacilan sin unidad ni sentido,
el mundo se torna vacío.
como una gran casa habitada, en cuyo interior
nuestra locura instalará el interior,
y los árboles humanos que se desarraigan
caen como vestimentas sin dueños…
-si tú vieras su abandono y su miseria
regresarías conmovida, devolviendo al mundo
su corazón alegre y dulcificado
                                                         (Muerte Cercana: 1952)

Entre los poetas del 70, escuché hablar con mucho respeto del poeta Efraín Miranda a Cesáreo “Chacho” Martínez. Recuerdo exactamente una larga conversación con “Chacho” acerca de su poemario Choza (1978), cuando asistimos a la presentación del libro en Lima, y al cual se le asignó como siempre el silencio castrador del oficialismo literario limeño de entonces. Recuerdo, también, haberle llevado una carta para el poeta Efraín Miranda enviada por “Chacho” Martínez en un viaje que realicé hacia Arequipa, me parece, en el mismo diciembre de 1978, con dirección de Yanahuara. Fue a través de este oficio de “cartero” que empecé a atesorar muy de cerca su poesía y a estimar el pensamiento del causalismo que ocupa parte de su preocupación filosófica dentro de su poética. En tal sentido, la poesía de Efraín Miranda casi siempre es una observación de la explicación racional sobre los objetos, donde se trata de averiguar la verdad de las cosas, expresando directamente la búsqueda de la vida sencilla, tal como pensaba Thoreau: "la búsqueda de la vida sencilla, libre, magnánima y dialéctica".

Por todo esto, me llamó mucho la atención revisar la revista “Catarsis” N- 4 (Julio 1981, Puno), y encontrarme con una entrevista realizada por el poeta puneño Boris Espezúa Salmón a Efraín Miranda. Lo sorprendente y lúcido de esta entrevista, es que allí se muestra una parte en síntesis del pensamiento y la propuesta poética de Efraín Miranda:

Boris Espezúa: Ernesto More en su libro polémico “Choza” dice, que su poesía no es indigenista, que sus poemas son indios, y Ud. es un legítimo indio. En esta dualidad indio-indigenista, ¿Qué clase de indio es Ud. sin pertenecer al indigenismo?

Efraín Miranda: Se piensa que las razones tienen forma y fondo de expresar su arte; los negros expresan su opresión y forman su propia cultura.  Ser indio no es una cosa tajante, extrema, como creen otros; yo he nacido en el campo, he vivido allí y lo que conceptúa uno es de indio, pero siendo indio no puedo ser indigenista, es determinante.  Cuando llevé Choza a Ernesto More, él me dijo que era una revelación, que mi trabajo se centraba en una temática aún poco explorada a diferencia de otros poemarios. Mi poesía tiene realidad histórica, biológica, etc. La poesía del oprimido tiene que ser integral.

Boris Espezúa: ¿Qué expresa para Ud. la poesía? ¿Es un hecho social, consubstancial al hombre o es una necesidad interior?

Efraín Miranda: El arte está normado, entonces, creo que expresa, un hecho social.  Todo el mundo quiere ejercitar su hegemonía, ¡cómo el sirviente va a escribir igual que el patrón!. Existe poesía patronal y otra que expresa la angustia, el dolor, la lucha del hombre. Es el impacto del oprimido contra el patrón, en efectos históricos que después tiene su concientización. Uno transitando en poesía no se siente tan bien, piensa que uno ha podido ser más que poeta, más aún en el sentido económico, puesto que la comodidad en quien sea sigue siendo un anhelo. Para mí más lo fue antes, ahora continúo escribiendo porque esa era mi vocación más recóndita, y considero que a la larga tiene recompensas más satisfactorias.

Boris Espezúa: Entonces la poesía es un acto solitario, pero intensamente comprometido con el tiempo y la realidad, aunque sea a veces socialmente relegado.  ¿Cómo  ubica Ud. Su quehacer poético en este contexto?, ¿por qué sigue siendo un ilustre desconocido para el gran público que ha poemado?

Efraín Miranda: Mientras patrones controlen la radio, la televisión, los diferentes medios de comunicación, no se podrá llegar al fondo de los receptores que quisiéramos llegar.  Por eso el patrón abre sus puertas a la poesía que exprese sus intereses; cuando ve que es poesía del sirviente le niega vivir en su casa, quiere que la literatura sea desconocida. Por eso mis poemas no se conocen suficientemente.  Creo con respecto al quehacer poético que la predisposición que uno tenga para el arte, debe desarrollarlo constantemente; uno tiene que llegar al pueblo, buscando una temática.  Picasso decía: “Hay que sacrificar lo superfluo por lo profundo”. (Espezúa, Puno, 1981). 

El poemario Choza (1978), es una apertura de voces múltiples, es la poesía de los ofendidos, de los humillados, de los “condenados de la tierra” que refería Franz Fannon: “la descolonización que se propone cambiar el orden del mundo es, como se ve, un programa de desorden absoluto. Sin tener en cuenta, el conducente artificio de los conceptos recurrentes de la sociología, la antropología, o alguna otra ciencia social, sino solo el desasir de la poesía”. De ahí que la palabra como instrumento social y humano es la libertad del hablar directo a través de una estética pura o a través de una propia irracionalidad que trae el traslúcido deslumbramiento del significado de las palabras. En todo caso, se trata de silenciar el infortunio de las heridas narcisistas que nos ha otorgado la historia social a cada uno de nuestros pueblos y a cada uno de nosotros como seres sociales, ciudadanos perdidos en el llano de la vida.

Rastrear en este poema CY de Choza (Lima, 1978) nos lleva a descubrir todo un acontecimiento de la cabaña humana, o cueva platónica donde la vida es una cadencia, un escarnio o un disgusto humano, pero siempre llena de belleza y esperanza, donde renace la espontánea naturalidad de las cosas; y, en lo biológico surge siempre esa expectativa del libre albedrío de la vida:

CY

A ella, el varón, también le ayuda
a sostener las tetas.
Las pieles se estiran y contraen.
La actividad sale de la choza,
desasiste a la Madre Tierra           
y, sin desvanecerse, penetra en el núcleo solar.

Separados los cuerpos, regresa el Padre Sol,
en forma de luz, y guía a los mensajeros zoospermos,
agitando sus núcleos, para el lumen vaginal.
Van, transportando centriolas y condriosomas,
corren, por las atracciones ovulares,
compiten, portando alimentos y reglas,
avanzan, revibrando, propulsados por el filamento axial.

Sin público, cronometristas, ni jueces
el triunfante, rompe la cinta, y es ingresado
e internado a trabajos de esfuerzo perpetuo.

Las mujeres dicen que será mujercita,
los hombres  dicen que será hombrecito.
Sea lo que sea, acatará soberanía Terreno-Solar.


Aunque no se puede aplicar ningún parámetro occidental para estudiar esta poesía congénita de las raíces mismas del ser telúrico peruano, la poesía de Efraín Miranda viene de esa sabiduría del congénere mismo del discurso poético de Juan Wallparrimachi Maita, Celso Medina, Mosoh Marka, Kilko Waraka, de Juan Ruiz Ruiz, y de otras voces que provienen a su vez del telúrico paisaje de Vallejo; rabiosamente pregonero, con esa lírica campesina de Mario Florián, y del orgullo aymara de Dante Nava.

La poesía de Efraín Miranda también vislumbró con el tema de las migraciones andinas a las ciudades de la costa. Un ejemplo de esto lo observamos en el poema QJ, donde los individuos están hacinados en “ghettos urbanos”, y son además referidos como "trogloditas urbanos" que habitan en edificios “ratoneras” de cemento, hormigón y hierro. Por consiguiente, Efraín Miranda, al ser un observador de la soledad humana en estas urbes, es también un poeta que aborda los problemas de la postmodernidad. Por todo esto, se espera que la justicia llegue y pueda revalorarse con mayor plenitud la poesía estupenda de Efraín Miranda. 

*Coloquio Internacional de Poesía: Efraín Miranda, más allá de los márgenes y los silenciamientos, organizado por el Instituto de Investigaciones Humanísticas y el Departamento de Literatura de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. (22 al 24 de octubre de 2008).
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EFRAÍN MIRANDA, UNA BIOGRAFÍA IMAGINADA

Por: Gonzalo Espino Relucé

Conocí al poeta cuando frecuentaba el taller de poesía de San Marcos, en 1977 Luego, vinieron otras andanzas, hasta que en el verano siguiente ocurrió esa maravilla que le debemos todos a Efraín Miranda. Me refiero a la publicación de Choza (1978). Recuerdo esa mañana de febrero caminando por la avenida Argentina tras los ejemplares. Fue recibido en la editora Humboldt y le entregaron los primeros volúmenes. Fui de aquellos que leyó con olor a tinta fresca ese prodigio poético. De eso ha pasado tiempo. Nos escribíamos, pero un día las cartas se interrumpieron, no llegaron más. En el aula, en la palabra escrita, entre la gente amiga, era una lectura de permanente descubrimiento; su nombre circulaba como una referencia necesaria entre el lector iniciado, el poeta y el crítico. Pero, ¿quién es Efraín Miranda?



Los diccionarios locales no dicen mucho. Los manuales escolares no revelan nada. Los tratados de Literatura lo mencionan como un poeta que llegó un día de Lima con un libro singular que fue celebrado. En realidad, hay que imaginar una biografía para el poeta. Si Ernesto More (1955) hizo una primera presentación del poeta en la alturas de Puno, una tesis primeriza -en la Universidad de Puno- anota con mayor fluidez, por el tono testimonial, información sobre el poeta. La vida del poeta se asocia al lago Titicaca y al Collao, nacido en un medio quechua (1925), se va a vivir a una pequeña provincia donde estudiará las primeras letras. Si en efecto nació en Condorcanqui, de alguna manera las primeras imágenes se diluyen para incorporarse más bien a las que corresponde a su estancia en Azángaro, la capital de la provincia. Estará familiarizado con el universo quechua. “De allí, a Sicuani y de Sicuani a Arequipa” según el testimonio de las entonces estudiantes Isabel Julia Chino Huanacune y Julia Dolores Choque Pacheco (1986:43 ss.) (1)

Sin duda su estancia en Arequipa marcó la definición de lo que será en el futuro. La experiencia en el Colegio Independencia fue crucial porque allí hervía poesía como hervía la voz de protesta. Baste recordar que este colegio está asociado a las protesta contra el centralismo y al mismo tiempo espacio de formación de las juventudes del Sur del Perú. El Independencia ofrecía una educación más allá de la mera repetición de los manuales, alentaba una viva devoción por la lectura tal como ocurriría con el poeta: “Leímos lecturas de muchos autores franceses, norteamericanos. En ese tiempo había mucha literatura que se publicaba en Lima y llegaba a Arequipa, así recuerdo la revista SUR también estábamos tras los dominicales de los diarios en donde había poesía de diferentes autores y dábamos nuestros parecer” (Chino-coque: 43). No le era extraña la poesía moderna y hay que bosquejar su parentela con la poesía de los Orkopata, es decir, con la primera vanguardista del siglo XX que tuvo una importante influencia en la literatura nacional.

Las notas biográficas realizadas han imaginado al poeta aislado en las alturas de Huancané. Pero el poeta se ha resistido y ha ido aclarando. La invención de esta biografía se hace difícil, cuando uno imagina el abrupto traslado a Lima. Este viaje no le depara ni cubre las expectativas, fue un periodo de intensas búsquedas que tenía que ver con su inserción laboral; sin embargo, el encuentro más memorable ocurrirá cuando los poemas que traía el joven poeta fueron leídos por Sebastián Salazar Bondy que ha sido testimoniado a Chino Huanacune y Choque Pacheco: Recuerdo que alguien me dijo que mostrara mis poesías a Salazar Bondy […] Me dijeron que era un hombre asequible. Ya, no. Con esa referencia, tuve alguna vez la idea de llevarlo, y lo hice, le pareció maravilloso, extraordinario. Nos hicimos amigos, es un hombre muy amable. Posteriormente me indicó que lo visitara en la empresa para conversar sobre mi libro. Dejándome muy sorprendido. No pensé que este grupo de poemas pudiera constituirse en el [poemario]; mas Salazar Bondy me manifestó que sí era un libro. Incluso pensé que debían ser muchos más [poemas] para que fuera un libro. Salazar Bondy comentó de Muerte Cercana que era un libro como pocos, era algo raro, publicando así un artículo para mí. (Chino-Choque 1989: 48-49).

El asunto es que el encuentro con Salazar Bondy (1954) será crucial en nacimiento público del poeta Efraín Miranda. Es él quien lo anima a publicar sus poemas, a pesar de la precariedad que afrontaba, porque el poeta había llegado a esta ciudad exactamente para conseguir trabajo y no había tenido fortuna. Su situación en Lima era francamente difícil, compleja. Era para largarse y no retornar nunca, tal como ha confesado a José Gabriel Valdivia y a Mauricio Medo (2):

 Yo fui con la idea de radicar en Lima, pero no pude conseguir trabajo. Estuve dos años en Lima buscando trabajo en cualquier parte, en lo que sea, tenía que madrugar y cuando iba al lugar de la dirección señalada en algún periódico, entonces llegaba a ese sitio y encontraba cola, y la cola se terminaba muy pronto, porque encontraban al empleado, al oficinista, a la persona que podría desempeñar ese cargo. Eso me desanimó muchísimo y comencé a vivir del aire, a respirar aire.

La búsqueda de trabajo, su inserción en el mercado será un problema serio. Adicionalmente, la ciudad es imaginada por el autor de Muerte Cercana (1954) como un lugar hostil: “Lima me pareció hosca, oscura, sus habitantes algo invencibles, enorme, como un muro… y se me vino la idea de volver” (Gonzales 2008:8). Sin esperanzas, solo con la magia de la poesía retorna a Arequipa en 1955; irá con su hermano tras la aventura a unas minas de oro, que por cierto, resultó un fracaso. Retorna con las mismas ropas, con los mismos sueños. Por Arequipa nuevamente se le ve luego del terremoto de 1960. Lo único que le complace es la poesía. Alguien que estaba acostumbrado a la buena palabra y a su magia, termina como maestro de primaria. Su madre lo apoya en esto. Esta vez un viejo maestro le facilita un puesto de reemplazo en una escuela pública de Puno. Recibe la invitación de Juan Frisancho Quiroga para una plaza en Mañazo, allí será profesor en la Escuela Fiscal nº 899 durante 1960; concluido el año escolar, el puesto es reclamado por una profesora titulada. Sin escuela donde enseñar, sin trabajo, viene un tiempo que le resulta intensamente incierto, aunque la poesía sigue siendo un continuo hacer y la única forma de ser.

Llegará entonces, el tiempo en que le proponen nombramiento interino, en un poblado lejano. Efraín Miranda decide, acepta y va al encuentro de la comunidad de Jacha-Huinchoja, se convertirá en comunero. Aprenderá de la comunidad, su nuevo libro será la cultura y la vida en esa comunidad de altura. Allí permanecerá durante 30 años. La Escuela Fiscal nº 893. Jacha-Huinchoja será clave para el destino poético de Miranda porque a su cultura poética clásica y moderna, le vendrá ahora ese sentimiento singular que viene de la vida, del verse rodeado y comprometido con el mundo indígena. Su aprendizaje está en íntima relación con Jacha-Huinchoja. Él no solo es el que educa, Miranda es educado por los niños y niñas de esta comunidad aymara. Saldrá Choza (1978). La misma comunidad con su palabra, con su magia, con su cosmovisión trasunta su discurso poético. El resultado será un libro que tiene la mirada puesta en lo que salen de los bordes de la comarca y se aventura en el espacio urbano, una mirada indígena de la ciudad: Vida (1980). Ana María Portugal ha recogido el testimonio del significado que adquirió la comunidad y Puno para el poeta:

Al estar uno en Puno, tienes que respirar el olor de la tierra, el paisaje comienza entonces a introducirse, el indio, el habitante andino: yo dejo que todas las expresiones del Ande entre dentro de mí, no le cierro las puertas a nadie: al contrario, todo debo recibirlo, cantarlo, percibirlo y cuando me es posible, todo eso debo pensarlo, recordarlo, quererlo, amarlo. Aquí he pisado tierra he encontrado raíces, hojas, aquí me he desarrollado. (Portugal 1966: 12).

Sin una biografía notable, con una historia sencilla, Efraín Miranda terminó dando la lección a los escritores que solo ven como ocasión entrar el fárrago de la moda, los viajes y el reclame publicitario. Su último libro publicado será un desafío, hablará de los dioses: Padre sol (1998).Así transcurren 30 años, allí en las alturas de Puno. Luego, retorna a la ciudad lacustre, de allí a Arequipa, donde vive entre el olvido y la memoria de quienes siguen su trayectoria o de quienes lo guardan como una suerte de sumo sacerdote de la poesía al que no hay que dejar que lleguen los otros.



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(1) La tesis de Isabel Julia Chino Huancane y Julia Dolores Choque Pacheco tiene el mérito de presentar, en líneas generales, una imagen del poeta, aunque por ratos resulta inexacta e imprecisa. Fueron las que primero, reclamaron que la poesía de Efraín Miranda sea incorporada y leída en la región. Está realizada con el entusiasmo de quienes tienen que cumplir con el ritual de una escritura exigida para la titulación. Los testimonios que saco de este importante trabajo, los he puntuado en consideración al habla de Miranda Luján.
(2) José Gabriel Valdivia (y) Mauricio Medo “Efraín Miranda: La poética del mundo indígena” (Entrevista). Inédito facilitado por Mauro Mamani.

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FALLECIÓ POETA PUNEÑO EFRAÍN MIRANDA LUJÁN

Por Fernando Chuquipiunta

El jueves 9 de abril del 2015, a los 90 años de edad, y tras una larga enfermedad que arrastraba y que lo mantenía en un delicado estado de salud, dejó de existir en la casa del Jirón Zela, del distrito de Yanahuara, de la ciudad de Arequipa, el poeta, amauta, indio solitario como un matojo de ichu Efraín Miranda Luján (Huancané 1925-Arequipa 2015).
Esta noticia ha causado un profundo pesar en los intelectuales del ámbito literario puneño. En estos últimos años su obra literaria estaba siendo revalorada y difundida. Efraín Miranda Luján falleció y nos dejó como aporte y legado su cuantiosa obra escrita, principalmente poética. Entre aquellos poemarios inéditos, reposa intranquilo el que compusiera sobre la Pachamama.
Él fue, junto con poetas de la talla de Leoncio Bueno Barrantes, Luis Nieto Miranda, Mario Florián Díaz, Gustavo Valcárcel Velasco, Alejandro Romualdo Valle Palomino, Jorge Bacacorzo Díaz, Víctor Mazzi Trujillo, Washington Delgado Tresierra, Juan Gonzalo Rose, Carlos Germán Belli de la Torre, Francisco Bendezú Prieto, Pablo Guevara Miraval y Marco Martos Carrera, una de las más importantes voces de la Generación del 50.
Luego de realizada la misa de cuerpo presente en el templo de Santa Catalina, con presencia de familiares, amigos y población, los restos del poeta puneño Efraín Miranda Luján recibieron el último adiós y fueron enterrados en el cementerio Los Ángeles de la ciudad de Arequipa, ciudad que tanto amó y que ahora vigilará por siempre.
Nos complace de modo especial señalar que el jueves 20 de noviembre de 2014, en el XI Coloquio Literario de Escritores Puneños en el Siglo XXI, el poeta recibió un último homenaje literario, en el local de eventos “Mayja Mayja”, ubicado en el Jirón Arica N° 210, de la provincia de Huancané.
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EFRAÍN MIRANDA LUJÁN, ENTRE
EL INDIGENISMO Y NEOINDIGENISMO

Por Samuel Álvarez Enríquez

Lo hemos comprobado “in situ”, de visita, un mes antes del VIII Encuentro Internacional y XIII Nacional de Poetas “Vientos del Lago Azul”, efectuado en Juliaca del 15 al 19 de octubre del año pasado. No fue casualidad, menos improvisación, lo realizado entre miembros de la Casa del Poeta Peruano, Filial Juliaca. Allí entregamos un reconocimiento de parte de la Municipalidad Provincial de San Román para gran satisfacción del Poeta quien se colmó de alegría y júbilo.

Por su posición Indigenista, Neoindigenista y autotitulado “indio”, ha sido nombrado uno de los “Patronos” junto con Belarmino Mamani Mendoza; en ambos, prevalecen los pseudónimos “indio” y “cholo” del alma.

Quienes leímos diccionarios, no hemos aceptado jamás los vocablos “cholo”, de origen peruano, el de “mestizo” y el de “indio” recientemente publicado. Para quienes conciben en lo netamente andino, el apelativo “indio”, no existe, ni se puede comparar con ningún otro; simplemente no se le toma en cuenta.

Efraín -según refirió- nació, en Condoraque, distrito de Rosaspata, provincia de Huancané, el 02 de marzo de 1925, desmintiendo errores consignados en antologías y libros de Literatura Puneña. Es indianista, neoingenista, proto andino, hasta “andino”.

A finales del Siglo XX: “...la Corriente Andina en Literatura surge gracias a la práctica consecuente de valores legados desde remotísimos tiempos del pre e incanato en los albores del desarrollo de la Cultura Andina en Tiwanaqota (Tiahuanaco, en Español), anterior a la Cultura Qolla de donde procedemos los “qollas” (hoy en día puneños) hacen algo más de cinco mil quinientos veintitrés años atrás, y práctica de elementos particulares...”(1) anotados por nosotros en otro libro (“Literatura Andina”- Qhantikunapi Sumay Rimay”).

De los cuatro libros publicados por Miranda circulan tres: “Choza”-1978, “Vida”-1980, “Padre Sol”-1998. De su cuarto libro: “Muerte Cercana”, escrita en el año 1954, el autor, ha señalado que uno de sus sobrinos se prestó el ejemplar original y no lo devolvió.

Del examen de las obras surge la pregunta: ¿cuál es el ritmo y estilo literario que sigue Miranda para auto titularse “indio”?, encontramos algunas aproximaciones:

1.-En las composiciones de “Muerte Cercana” (Lima, 1954), antologada por el extinto Samuel Frisancho, el poeta reniega de su existencia terrenal encarnado en el mal llamado “indio”, de la sierra, del agua, del lago, del pueblo, muy lacónico y entristecido; todavía no se siente “indio”, más sí, es influyente el modernismo de Vallejo, post-modernismo y otros, como en: “Las aguas de los lagos son prisiones/ quien ha caído en la cautividad del agua/ ya no se libera...Enfermo en la sierra,/ deseo vivir en el agua...ahora lo sé: es tan triste vivir en los lagos sombríos/ más alegre es vivir en los tibios pantanos... Mi pueblo está triste/ ¿Qué responderé al extraño/ cuando de él me pregunte? Todo ello lo llevó a apartarse seguramente de estas tierras para llegar hasta Arequipa, donde actualmente radica. Por otro lado, presiente la muerte: “Muerte, lo sé, estás allí, atenta, vigilas./ Otras veces te presentabas como una cosa entre las cosas/ y yo en silencio bebía las largas horas/ que hasta ti llevaban” (id. Lima, 1954).

2.-En el contenido del libro “Choza”-1978, lo ha conceptuado, no es posible aceptar el apelativo de “cholo”, ni de raza, más sí, acepta el de “indio”: “¡No me grites de calle a plaza: cholo; /grítame de selva a cordillera, /de mar a sierra, /de Tahuantinsuyo a República: INDIO! /Lo soi/ ¿a puntapiés, insultos y balas: lo soi!... En iglesias, coliseos, municipalidades /me gritan ¡indio! /los descendientes de galeotes, criminales indultados, aventureros hispanos me gritan ¡indio!... Todos los descendientes de Adán y Eva me gritan ¡indio!... Tengo el color de la Madretierra /raíces… nací en mi i de mi Madretierra… (Poema EE.P.19). “¡Soi indio; bien indio: verdadero, legítimo, puro!... ¡Y qué mierda!” (MN, P.142, “Choza”-1978).

3.-El apelativo “cholo” en el Perú es considerado, por el historiador Plácido Díaz Suárez, una “Casta Social”. Durante el dominio colonial español, resulta de la unión entre un mestizo y una aborigen “india” o al revés. Miranda la repudia, seguramente por la acepción prescrita por los españoles (perro sarnoso); a este legado refiere Efraín desprestigiándolo y enfatizando nefasto y peyorativo; por ello su protesta, su grito, su llamado que al análisis de forma del contenido del poema y varios puntuales reclamos está denotado por el uso de los signos de admiración, repudia las reivindicaciones de los mal llamados “indios” enfrentados a las acciones de los colonizadores, en casi todos los contenidos de poemas de “Choza” y “Vida”. Pero reconoce el surgimiento de otro elemento en la legalidad, al CAMPESINADO, en sus composiciones alivia las vivencias de aquellos: “Te entablillaré ovejita, el corvejón luxado/ y, tú me regalas una onza de lana;/ en el día del degüello también te oculto”(E RR, pág. 49,“Choza”); comenta también en su poesía las influencias actuales del fenómeno globalizador y neoliberal, como que existe una sola moneda mundial, el Dólar Americano: “¿Cómo es el dollar?/ ¿Dónde se le consigue?/ ¿Es cristalino, lata, plástico?.../podemos fabricar, nosotros/ ¿puede hacerlo un tejedor, el curtidor, el cerámista?...(Poesía ZS, pág.65).

4.-Según conocemos, el apelativo era generalizado en toda la población a los no españoles, nacidos en tierras peruanas, y a sus descendientes motejarlos de “indio”, ni hablar de descendientes de los Incas que, en más de cuatrocientos años de dominación aún persisten. En los años que el poeta escribió y vio la realidad, los señala en todo instante como si le sucediera a él, los percibe él y tiene ansias de fortalecer su espíritu y ponerse al frente, oponiéndose a los movimientos, corrientes y costumbres europeas impuestos en contra de los mal llamados “indios” e indígenas, comportamientos de mestizos que se inculcan en la población. En el recurso literario de la prosa sin figuras literarias, nos bastaría hojear y leer varias composiciones de su libro “Padre Sol”. Es un habitante de casa, de ciudad, alrededor de la mesa, cuando dice: “Instantes previos al almuerzo, sentados a la mesa/ el bebito, en su silleta especial –el papá hace poner de pie/ a la familia. Contraído y solemne-, encabeza/ una acción de gracias a Dios y al señor,/ por los ricos nutrientes a servirse./ La última señal de la cruz hace la madre con la manita/ y sobre la cara de su vástago (11, pág. 20, “Padre Sol”). Aquí, comenta, critica y repudia todos los elementos culturales impuestos por europeos y españoles, no tan apreciados por el campesinado de ayer, anteayer y hoy, fruto del imperio del capitalismo e imperialismo “alienado”, “colono”, por tanto la globalización reinante y la iglesia que opaca la religión practicada en tiempos incas y la actualidad: “Se construyeron más iglesias con mejores altares./ (trajeron pintores de buena y mediana brocha para escenificar/ en miles de cuadros el amor, la misericordia, la paz humana,// el cielo, el infierno, etc. (muestra su posición neondigenista. 36, Pág. 51, “Padre Sol”).

5.-En la poética hecha protestona de “Choza” y los otros libros, el autor es “indígena”, el hombre mestizo, descendiente de los mismos mestizos, se comporta observador, encarna la personalidad una vez más del “indio”, recuerda, añora su pasado, conocedor de bondades de la opulenta Madretierra o Madre Naturaleza; no así del “cholo”. Elogia al dios de los incas. “Biracocha , sin laberintos sanguíneos; Él solo, en la cara solar/ (del lado oculto hemisférico./ sin necesidad de dioses grandes influenciadores, sin lecturas ni/ meditaciones librescas...(92, Pág.121, “Padre Sol”).

6.-El poeta autotitulado “indio”, aparentemente descendiente de aquella raza que heredamos de los incas; no es pues “indio”, más sí, “hombre andino”, de haber nacido en estas alturas, sigue siendo mestizo, haberse trasladado hacia Arequipa y desde allí su visión y admiración por la Madre Tierra (Pachamama), el Dios “Inti” (“Padre Sol”-1998), de los que conoció sus bondades, pero no adentra en sus ofrendas (Ofrenda a Pachamama, Pachatata, achachila, wak´a, paqarina, “apu”, usnu, etc.). Es más, describe el entorno de su casa, en cuyo interior se yergue la pobreza extrema (perviviente en nuestros días), su ganado, sus plantas, sus flores, el maíz, las papas; polleras y demás de las cholas y sus materiales de confección: la bayeta producida de lanas de animales para sus vestidos y todos los elementos que rodean en la construcción de las viviendas como adobes, piedras, pajas y barro en la edificación de casas-hogar: “Padre Sol: / ¡Hemos llegado! ¡Estamos en el sitio!/ Tú, sin manos ni palabras, sin cartas de itinerario/ ¡nos guiaste!... (WM, Pág. 177, “Vida”). “Padre Sol, Madre Tierra: / ¿Quién es el viviente vacío de materia?/ ¿Quién es el desposeído de la materia, y es eterno?/ ¿Quién es el no hecho ni por menos de una mil billonésima... (Presencia del recurso “reiteraciones” -figura literaria de forma- en EH, Pág. 185, “Vida”). Dejó un libro inédito.
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 (1) “Literatura Andina” (Qhantikunapi Sumay Rimay”), en Prensa.
(2) Nos lo dijo el autor, presencialmente en la visita hasta su domicilio, el 24-09-2014


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LA “CHOZA” ULTRAJADA DE EFRAÍN MIRANDA

Por Christian Reynoso

La “Choza” de Miranda Luján huele como Machupicchu allá en el altiplano. Después de Oquendo y Churata, Efraín Miranda es una de las voces más originales de la legendaria poesía puneña, que no solo escribió su nombre con sangre maltrecha sobre el hielo del Titicaca, sino, con una cocción de arcilla blanca (el ch’aqo) que es un cimiento antisísmico en la literatura puneña que aportó y aporta a la literatura peruana y universal con hombres humanos que conmovieron a la humanidad con sus lágrimas escurridas de la Cordillera de los Andes e hicieron comprender la realidad histórica y social del mundo.

Entonces, Miranda se pone la mano al pecho y llora desconsoladamente en el corazón de una niña ansiosa, pero, huérfana: “Soi una indiecita escolar” en otro momento: “Lloro porque soi india y tengo una niña blanca / que el Maestro ha creado dentro de mí”. Es una clara lucha contra la discriminación campante de blancos contra supuestos indios. Sin embargo, es oficialmente ignorada y terruqueada por la literatura peruana y latinoamericana. Así como los jueces en el Perú forman mafias junto a sus amigos delincuentes, enemigos del pueblo; los escritores más famosos de Latinoamérica no son realmente quienes lo merecen y los premios no se la dan al talento, sino al representante de la mafia, es una frustración ser poeta: “Ovejita: regálame tus pezuñas para hacerme zapatos; / oye: ¿sabes?, dicen que los presidentes regalan ropa”. Y por qué César Hildebrandt sale a quejarse de intelectuales: “¿Qué hacen los intelectuales en el Perú? ¿Dónde están sus voces, sus iras, sus ensayos sobre este país, el nuestro, cap­turado por las mafias?”. Aquí estamos César Hildebrandt, marginados, excluidos, detestados y tildados de terrucos, estamos en nuestras cuevas mordiéndonos el remordimiento del olvido que corroe nuestros huesos como Yanacocha. Aquí estamos junto a nuestras alpaquitas de oro, masticando la coca para poder sobrevivir en este descomunal friaje de la naturaleza que nos ha castigado por obra y gracia de nuestros prójimos tecnócratas. Aquí estamos junto a Miranda, Oquendo y Churata que yacen congelados en el altiplano como cuán mendigos de la humanidad. Miranda está en su “Choza” cruelmente asesinado, sus palabras incineradas por el sol y condenadas al olvido, su error fue decir la verdad, no se equivocó para nada, le doy mi palabra. 

Soy su abogado defensor que ha nacido en la misma “Choza” en donde más de una veintena de veces el rayo ha intentado asesinarme con un implacable disparo de la furia de Dios. Y como soy el portavoz de la humanidad nadie me ha oído, nadie nos necesita, porque somos hombres del terror cuando no sabemos ni desenvainar un arma como el rayo. Nuestras iras están aquí en la altipampa desparramados como la nevada de julio, porque no hay río ni laguna que nos aguante. Hildebrandt: “¿Y dónde están nuestros intelectua­les? ¿En qué torre se callan, desde qué azotea de suicidas nos miran como si con ellos no fuera la cosa?”. Replico: estamos aquí dormitando en la azotea de suicidas del Huajchapuquito cubriéndonos las noches con una titánica manta de nieve que nos adormece el cerebro. Aquí estamos, sin querer, desterrados al olvido en la “Choza” de Miranda en la que repito y repito como pateando una pelota: “¡No me grites de calle a plaza: cholo, / grítame de selva a cordillera, / de mar a sierra / de Tahuantinsuyo a República: INDIO / ¡Lo soi!” y que como tal Romeo nos suicidamos sobre la falsa tumba de Julieta creyendo ser honorable. Entonces, ¿cuándo la justicia será verdadera y creíble?


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Directivos solicitan que la IEP N° 70145 de Ácora lleve el nombre del reconocido escritor Efraín Miranda Luján

   Con la finalidad de resaltar y reconocer los méritos del ilustre personaje Efraín Miranda Luján, los directivos y padres de familia vienen realizando las gestiones a las instancias que correspondan para que la Institución Educativa Primaria Nro. 70’145 lleve su nombre, puesto que también fue maestro desde el inicio de su carrera profesional en la referida institución. 
Como se sabe este personaje falleció en el año 2015 y actualmente es recordado principalmente por sus diversos poemas. El director de la citada institución educativa Néstor Astete Barrientos espera concretar el acto protocolar para el mes de septiembre del presente año.  
Finalmente, dijo que actualmente vienen realizando las coordinaciones con los historiadores reconocidos de la región de Puno. Cabe precisar que la referida institución educativa se ubica en el sector de Jacha Huinchoca en el distrito de Acora de la provincia de Puno.
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GRACIAS Y NOS VEREMOS EN EL SIGUIENTE PROGRAMA 1286 DE VIERNES LITERARIOS.- DÍA: 15 DE MAYO / 7 P.M. CON EL RECITAL POÉTICO QUE OFRECERÁN:  MANUEL KENTORE, BEATRIZ MORENO, LU ZÚÑIGA, SANTIAGO RISSO Y EL HOMENAJE AL POETA NACIONAL: JAVIER HERAUD AL CONMEMORARSE EL LVII ANIVERSARIO DE SU PARTIDA. (http://viernesliterarios.blogspot.com)
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 -.SOLO LA CULTURA SALVARÁ AL HOMBRE.-

1 comentario:

  1. Felicitaciones Juan por los viernes literarios incansablemente heroicos.

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