ÁNGEL DE DÍA, ÁNGEL DE NOCHE
A mi Madre
Airoso ángel de día, ángel de noche…
néctar en su esencia azul es mi Madre
grandiosa un inmenso manantial de bondad
épico acento telúrico cuya lluvia de amor
limpia sinsabores y desconsuelos con piedad
invocando al furtivo y pródigo corazón
cariños a leguas de entrega universal
abrigas la existencia con alma matinal.
Desvelos por doquier son tus huellas de piel
íntimo galope talló por años la señal de hiel
a la contemplación del universo mágico fragor
zafiros estentóreos aclamaron la fe de tu valor.
Las mil voces de nardos cantan gozosos para ti
óptimos recuerdos de niño siempre me solazan
porque son versos en armonioso vaivén y navegan
en la brillantez de tus pupilas etéreas de candor
zumo embrujo de miel regocijadas de esplendor.
Juan Benavente / Lima, 2000
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